Todo queda en familia

Crítica de Sabina Di Marco - Cine & Medios

Los hermanos sean unidos

Esta comedia dirigida por el croata Rajko Grlic cuenta la historia de dos medio hermanos, Nicola, y Braco, durante el año que transcurre tras la muerte de su padre.
Nikola (protagonizado por Miki Manojlovic, conocido aquí por su trabajo con Emir Kusturica) es el mayor y está casado, aunque está muy lejos de ser el marido ideal. Mientras su esposa encara un tratamiento de fertilidad, él sufre por la posibilidad de una enfermedad terminal, sin dejar de coquetear con otras mujeres.
Braco, es el menor, vive en el atelier de arte que fuera de su padre, está separado de Marta, y jamás disimula que estuvo enamorado de Ana María, la actual esposa de Nikola.
La película recorre las relaciones entre estos miembros de la familia, sin juzgarlos, con un humor agridulce. Se tocarán así la complejidad de las relaciones entre las personas, la fidelidad, los celos entre hermanos, la paternidad, la relación con las mujeres. También se trata el tema del exilio, en el caso de Croacia, los que emigraron durante la guerra en los años ´90.
Con actuaciones muy bien logradas, y un estilo de narración que sigue la misma historia, pero en una suerte de separación en capítulos que van focalizando en cada uno de los cinco personajes centrales, Todo queda en la familia logra reflexionar sobre los afectos, con personajes imperfectos, reales, pero mostrándolos de forma distendida. Al fin y al cabo, cada familia es un mundo, en el que todo puede suceder.