Todo el dinero del mundo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Todo el Dinero del Mundo parecía ser una de esas películas que podían tener una convocatoria por lo menos moderada considerando quiénes son su director y sus actores. No obstante, esa moderación se convirtió en una gran expectativa cuando uno de sus intérpretes, Kevin Spacey, fue acusado de agresión sexual y Ridley Scott, temiendo el rechazo del público, refilmó en tiempo récord las escenas de Spacey reemplazándolo por Christopher Plummer. El hecho concreto es que, con escándalos o sin ellos, esta es una propuesta de destacados valores narrativos.

Todo por la Pasta 

Todo el Dinero del Mundo cuenta la historia del secuestro de John Paul Getty III, nieto del magnate del petróleo J. Paul Getty, y los desesperados intentos de su madre (y un especialista en seguridad) de negociar tanto con los secuestradores como con su ex-suegro, quien se rehúsa a pagar el rescate.

En materia guion, fluye con gracia entre trama (cómo lidian con el secuestro) y subtrama (cómo lo experimenta el secuestrado), planteando sendos obstáculos en ambas instancias. En todo momento se duplica la apuesta y se complican las cosas para los protagonistas a cada paso del camino, lo que conduce a un tercer acto donde juegan ambos elementos a la vez, haciendo un notable uso de la tensión.

También es de destacar que tiene un sólido desarrollo de personajes. En el progreso de la trama, todos cambian de alguna manera u otra. Para bien o para mal. Manteniéndose fiel a sus principios o, nunca mejor dicho, negociándolos.

Cabe destacar que la película no se limita sólo a ser un thriller eficiente, sino que desarrolla el tema del valor que nosotros le damos a las cosas e incluso a los seres humanos. La actitud que tenemos ante el dinero y los límites de la misma en cuanto a la prioridad que se le da. Claro ejemplo de esto es una escena donde Getty conoce a su nuera y a sus nietos por primera vez. Una escena plagada de detalles importantes en cuanto a puesta en escena, sobre quién es Getty y cuál es su actitud ante la vida. Te ilustra a Getty como alguien que sinceramente quiere a su familia tanto como a su imperio, pero que si tuviera que elegir, sería a lo segundo. Entender la lógica que mueve a este personaje es un componente fundamental que contribuye a la tensión de la película. Esa simple pregunta de si salvará a su nieto o no.

En materia actoral, es necesario hablar del gran elefante en la habitación y es la interpretación de Christopher Plummer como J. Paul Getty, no tanto por reemplazar a Kevin Spacey sino por competir, en el momento de este escrito, por el Oscar al Mejor Actor de Reparto. Su labor es adecuada, eficiente y creíble. Es un testimonio a la lucidez y profesionalismo de este actor que tuvo que preparar el personaje con muy poco tiempo de antelación. Hay instantes donde su talento consigue que lo veamos como el personaje que interpreta, pero hay otros donde el espectador no va a poder evitar pensar lo que hubiera sido esa escena con Spacey. Cuando se ven unos flashbacks durante el establecimiento del personaje de Getty, que datan de 25 años antes de los eventos del film, salta a la vista el por qué, inicialmente, eligieron maquillar de octogenario a un actor en vez de conseguir a uno que lo sea. Porque en estos flashbacks, por mucho maquillaje o labor de efectos visuales que haya, es como si el Getty de 1973 hubiese viajado en el tiempo a 1948.

Dicho esto es necesario dejar en claro que si bien Plummer entrega un buen papel, el punto alto de Todo el Dinero del Mundo a nivel interpretativo es Michelle Williams, en su papel de la sufrida a la vez que determinada madre del secuestrado.Mark Wahlberg no se queda atrás, si bien no se aleja del rol de muchacho rudo y contestatario en el que se lo acostumbra a ver, consigue bordar con naturalidad las instancias más emocionales del guion, que le demandan alejarse de ese molde. Mención especial para Romain Duris, en el papel de uno de los secuestradores, planteando interesantes capas de gris para un personaje que por su sola definición no da lugar alguno para empatizar.

En el apartado técnico, la película es sobria en cuanto a fotografía y dirección de arte, lo que es mucho decir para un realizador propenso a engolosinarse con lo visual como lo es Ridley Scott. Cuenta con un montaje digno, considerando que tuvo la difícil tarea de empatar el material refilmado con el que ya estaba producido. Si el espectador afila el ojo en repetidos visionados hallará las diferencias, particularmente en las escenas con Mark Wahlberg. Sin embargo los cortes consiguen evocar la emoción.

Conclusión

Más allá de la controversia que rodea a su realización, Todo el Dinero del Mundo es una narración más que eficiente sostenida por notables interpretaciones. Es uno de esos trabajos donde Ridley Scott demuestra que, cuando se lo propone, es un jugador de toda la cancha, cinematográficamente hablando, y no sólo un mero visualista. Un título recomendable.