Todo el dinero del mundo

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Los ricos también lloran

El gran realizador de origen británico Ridley Scott (Blade Runner, 1982) regresa a la pantalla con Todo el Dinero del Mundo (All the Money in the World, 2017), la reconstrucción ficcional del secuestro de John Paul Getty III, el nieto preferido del multimillonario empresario y líder de industria, Jean Paul Getty, fundador de la empresa Getty Oil, en julio de 1973 por parte de un grupo de campesinos calabreses en Roma.

Con un magnifico guión de David Scarpa (The Last Castle, 2001) basado en la novela homónima del escritor inglés John Pearson, autor de The Life of Ian Fleming (1966), el film busca crear una pintura grandiosa y general sobre el secuestro, presentando las posiciones y los sentimientos de todos los involucrados como en un cuadro del pintor holandés Bruegel, el viejo o El Bosco (Hieronymus Bosch). El secuestro de Paul (Charlie Plummer) es el punto de partida para rever la relación que el magnate establece con su hijo, su nieto y su familia y explorar en el divorcio de Gail Harris (Michelle Williams) del padre de Paul, John Paul Getty II (Andrew Buchan), sobre las intromisiones del patriarca, su relación con Paul, el particular y peculiar interés del abuelo para con su nieto, lo que va estableciendo el terreno para trabajar y analizar sobre los acontecimientos posteriores.

El film se destaca por la quirúrgica dirección de un Ridley Scott que encuentra en la extraordinaria actuación del veterano Christopher Plummer el espíritu de un Getty soberbio y tacaño dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de imponer su predominio o capricho por sobre todo y todos. Michelle Williams también realiza una labor impresionante en un papel demandante interpretando a Gail Harris, una madre desesperada por el bienestar de su hijo secuestrado, indignada por el egoísmo y la avaricia sin límites de su rapaz ex suegro. También se destaca la actuación de Charlie Plummer como Paul, Mark Walberg, como el negociador Fletcher Case y Romain Duris como Cinquanta, uno de los secuestradores.

La gran fotografía de Dariusz Wolski se centra en la acción y la relación entre los personajes y sus gestos y diálogos pero también hace hincapié en una mirada atenta y contemplativa de las obras de arte que Getty coleccionaba vorazmente en un film sobre la codicia insaciable y el afán por evadir impuestos que tienen los millonarios. La música a cargo de Daniel Pemberton crea una gran banda sonora con los temas que predominaban en los círculos que los protagonistas frecuentaban para ambientar esta obra que desnuda las relaciones entre los campesinos del sur de Italia con las mafias y las estrategias de negociación de los empresarios que tratan un negocio, un secuestro o una obra de arte con las mismas tácticas.

Todo el Dinero del Mundo construye así una historia sobre la avidez por el capital, la acumulación, la formación de un imperio petrolero mundial, el nepotismo alrededor de este mundo, las contradicciones del dinero y el poder, la imposibilidad de compatibilizar el rol empresarial con el rol familiar para los protagonistas y los peligros que acechan a la riqueza obscena rodeada de la pobreza que ella misma causa.