Titanes del Pacífico: La Insurrección

Crítica de Manuel Germano - Chapeau Argentina

Luego de haber sido dirigida la primera entrega por el maestro Guillermo del Toro, esta secuela toma elementos de otros filmes similares como “Transformers”, para narrar una historia con pocos argumentos, demasiado larga, y que alcanza sus mejores momentos en la última media hora.
En esta película, dirigida por Steve S. DeKight y escrita por él mismo y Emily Carmichael, nos situamos en un mundo post apocalíptico en donde Jake Pentecost (John Boyega), ha vuelto a caer en prisión por ayudar a una adolescente llamada Amara, que intentaba pilotear su propio Jaeger. En estas condiciones se ve en la necesidad de acudir a la ayuda de su hermanastra, Mako Mori (Rinko Kikuchi), quien le ofrece libertad a cambio de prestar servicio como entrenador de una nueva camada de pilotos.

Es así como Jake, marchará hacia los cuarteles generales para cumplir con su palabra. Allí se encontrará con Nate Lambert (Scoot Eastwood) y formará parte de una nueva etapa en donde los Jaegers, en cumplimiento de ordenes de las Empresas Shao, lideradas por Liwen Shao (Tian Jing), pasarán a estar comandados a distancia y ya no piloteados por seres humanos. Esta nueva tecnología, despierta el enojo de los pilotos, pero sin embargo no es el argumento principal de la historia, pues una nueva y poderosa amenaza Kaiju se presenta, traición de por medio, para destruir no solo a todos los Jaegers, sino al mundo entero. El plan destructivo deberá ser combatido por todos aquellos que se animen a hacerlo para salvar al mundo del trágico final.

Sí, suena cursi, reiterativo, y poco original. Y de hecho lo es. Más allá de los excelente efectos visuales de la película, y los elementos técnicos de primer nivel, en donde participaron decenas de profesionales, el filme no logra sorprender en ningún momento: las escenas de los jaegers luchando no muestran nada nuevo, ni tampoco logran salvar la película el guión ni las actuaciones.

Sin embargo, además de algunas escenas bien logradas entre John Boyega y Amara (Cailee Spaeny), los últimos treinta minutos de la película tienen una adrenalina y un ritmo que entretiene bastante, de todas formas, no alcanza para compensar lo monótono que resulta todo el material durante la primera hora.

Para los seguidores de la historia, y amantes de las luchas entre maquinas aparatosas, les recomiendo que, sin expectativas, vayan a verla al cine y en 3d, pues hay efectos que sin duda se disfrutan en ese formato.