The Master

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Filme que se queda a mitad de camino

Ni muy buena, ni muy mala. Entre ambos extremos, The master es de esas películas que ofrecen mucho más por lo que de antemano aparece en las cartas de presentación que por la experiencia de su tránsito y la conclusión que ofrecen al espectador.
Con un elenco de talentos que fue postulado a los premios Oscar de la Academia de Hollywood; el nombre de Paul Thomas Anderson (Sydney, Boogie nights, Magnolia, Embriagados de amor y Petróleo sangriento ) en los trazos fuertes del crédito, y el premio del Festival FIPRESCI 2012, promete, aunque no cumple en su totalidad.
Inspirada en Ron Hubbard, el fundador de la Iglesia de la Cienciología, y en relatos de experiencias de soldados de la Segunda Guerra Mundial, se centra en la vida de post-guerra de Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un hombre originario de Massachussets.
De un día para el otro y por razones políticas fuera de su alcance, el hombre es instado a dejar atrás su experiencia como marine y retomar alegremente su vida de civil, con escaso apoyo psicológico y sin una red de contención que le permita reinsertarse en una sociedad en profundo cambio.
Acostumbrado a velar por su supervivencia; con una sed de mujer que aplaque la nostalgia por el abrazo, y presa del alcoholismo --que, lejos de ayudar a mitigar sus penas, lo hunde en el abismo--, Quell es uno más de los lanzados a su suerte y a la incomprensión del entorno.
Entre unos y otros trabajos, va tambaleando hasta que, en plena borrachera, se refugia en un yate que resulta ser la sede trashumante de "La Causa", un culto que se sostiene sobre la experimentación científica y que recorre la costa este de los Estados Unidos buscando adeptos y patrocinadores.
Al frente del grupo se encuentra Lancaster Dodd (Hoffman), líder del movimiento filosófico, quien se interesa en Quell y lo acepta en el movimiento. Freddie demuestra interés en La Causa, tanto que empieza a viajar con Dodd a lo largo de la costa Este para difundir sus enseñanzas.
Apenas toma contacto con Quell, Dodd siente una fuerte curiosidad por aplicar sus teorías sobre él y entabla una relación casi paternal.
La protección de Dodd hacia Quell --y la fascinación por la bebida "espirituosa" que el soldado fabrica-- es tal y tan errático el comportamiento del muchacho, que el líder comienza a trastabillar en sus certezas y argumentos.
Entonces surge la disyuntiva. Dodd se ve compelido a bajar a Quell de su nave, o a empecinarse en probar sobre él teorías endebles, y naufragar.
Formalmente impecable --las actuaciones se convierten por momentos en verdaderos duelos--, The Master se extiende por más de dos horas para dejar al espectador con la sensación de haber invertido demasiado en relación con lo obtenido.