Tesis sobre un homicidio

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

Un policial deductivo con excelente guión

Tesis sobre un homicidio es un thriller psicológico cuyos únicos puntos de contacto con el secreto de sus ojos son la presencia de Darín y el ámbito de la Justicia.
Tampoco guarda relación con el cine negro, como ocurría en el filme de Campanella. Por el contrario, esta propuesta de Goldfrid está más cerca del policial deductivo estilo Agatha Christie, que separa el delito de su motivación social, lo trata como un problema matemático y se pregunta, fundamentalmente, quién cometió el crimen.
"Por eso --afirma Ricardo Piglia--, el modelo del crimen perfecto que desafía la sagacidad del investigador es, en última instancia el mito del crimen sin causa".
En esta historia el investigador es Roberto Bermúdez, que no es detective sino un abogado cincuentón de reconocida trayectoria, divorciado y afecto al whisky, que abandonó la profesión para dedicarse a la docencia en la Facultad de Derecho, donde dicta un seminario de postgrado sobre Derecho Penal.
Uno de sus alumnos es Gonzalo Ruiz Cordera, hijo de su amigo y juez Felipe Ruiz Cordera. Gonzalo reside en España y regresa a Buenos Aires con el único propósito de cursar el postgrado con Bermúdez.
Al promediar la primera clase, a la que Gonzalo llega tarde, se descubre el cadáver de una joven asesinada justo debajo de una de las ventanas del aula donde Bermúdez dicta el seminario. La víctima, que fue herida, violada con sadismo y ahorcada, trabajaba como moza en el bar ubicado frente a la Facultad de Derecho.
Bermúdez sostiene que son los "detalles" los que permiten a un juez dilucidar un crimen. Y algunos "detalles" de ese crimen lo inducen a pensar que el asesino puede haber sido Gonzalo.
Desde ese momento se dedica a buscar elementos que pueden incriminarlo. Por caso descubre un crimen similar ocurrido en Lisboa, donde Gonzalo residió durante tres años.
El filme deviene en partido de ajedrez, pero jugado principalmente por Bermúdez, que se ha convencido de que su contrincante pretende introducirlo en una competencia de sagacidad intelectual.
Uno de los personajes introduce la idea del Némesis, la divinidad griega que representaba a la justicia inexorable y, en quien, a su vez, solía verse reflejada a la diosa de la venganza o el enemigo al que se envidia y se quiere vencer. La referencia adquiere sentido en el desarrollo de la historia.
El relato es circular, pues abre y cierra con la misma escena: el departamento de Bermúdez donde éste desparramó sobre el piso todos sus libros, carpetas y papeles en una desesperada búsqueda de algo, que debe descubrir el espectador.
El suspenso se sostiene sobre la posibilidad o no de inculpar a Gonzalo. Y hay dos preguntas que surgen inevitables. Una: ¿el alumno es realmente el culpable del crimen o Bermúdez observa causas donde sólo hay casualidades?. La otra: ¿la investigación que emprende el protagonista es real o sólo una elucubración mental que forma parte de su tarea como docente?
Tesis sobre un homicidio --el título encierra una ironía-- se sustenta sobre un guión inteligente y bien construido por Patricio Vega. Incluye una destacable puesta en escena y sólidas actuaciones a cargo de Darín (Bermúdez), Ammann (Gonzalo), Puig (el padre) y Mara Bestelli (psicóloga y ex esposa del protagonista).
El aspecto menos logrado son los encuentros de Bermúdez con Laura, la hermana de la víctima. Darín concreta una buena actuación, pero no posee lo que los franceses denominan el fisic du rol para el personaje.