Terminator Génesis

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Desde que hago críticas muchas veces me pasó de tener esta sensación: no importa lo que yo escriba, el público cautivo irá igual. Yo soy parte de este público masivo, así que sé que vos, peluche de mediados de los 80, vas a comprar la entrada te diga lo que te diga. Al menos, entonces, voy a asumir la responsabilidad de avisarte.
Terminator Génesis hace lo que nadie hizo antes: viajar tanto en el tiempo que uno cree que está en la Quinta Temporada de Lost. Sí, de repente, Kyle tiene un recuerdo del pasado que permite comprender cómo evitar de una vez por todas el Día del Juicio Final, aquel en el que Skynet eliminó a la mayoría de la población y encerró al resto en Campos de Exterminio para que las máquinas dominen la Tierra. Para esto Sarah Connor tiene que quedarse embarazada de su hijo, John Connor, que es el líder de la Revolución y el que derrota a las máquinas. Todo esto está en peligro porque quieren asesinar a Sarah para que John nunca nazca. Desde el futuro envían un robot asesino. Pero la trampa está en que hay dos posibles tiempos que funcionan en simultáneo, o sea que vuelta y media tienen que ponerte diálogos terriblemente forzados en los que un personaje le tiene que decir al otro cómo es posible que estén todos en un cuarto. Sí, así, tal cual.
El casting está más pensado para poder rendir homenajes que para construir, no hay química más que con las locaciones de la imponente San Francisco. Abundan las escenas oscuras y nocturnas, ya un clásico en la saga. Pero no tiene sabor, no hay conexión y la historia no cierra. Ahí donde te hablan de un futuro libre, las decisiones son en loop. Ni siquiera pretende dejarlo abierto porque no tiene esa picardía, es sencillamente un pésimo guión llevado con un ritmo aceptable.
No todo es terrible, igual. No sólo Arnold no está mal (es hasta simpático a esta altura) sino que tiene muchos homenajes a la primera entrega (mi favorita), como el hecho del primer viaje del T800 a 1984 es una situación calcada, la música en golpes secos y graves (usando excesos muchas veces), o los gags apelando siempre al humor Cyborg – Hombre de la segunda entrega. La banda sonora es muy buena en general y los efectos visuales funcionan como espejitos de colores en los que uno se distrae y piensa que a lo mejor hay esperanzas para la peli. La verdad es que no la hay.
Emilia Clarke, es una Sarah Connor infantil y con las habilidades sociales de una chaucha. Es débil y caprichosa sin ver en ella otra gracia que el parecido con Linda Hamilton. Jai Courtney, sí el mismo que hace del hijo de John McLaine en Live Free or Die Hard, tiene la capacidad actoral de una tabla de madera. Su Kyle Reese carece de encanto y de amor para convertirse en un pichón de pecho de John Connor. El querido John (Jason Clarke que lo interpreta cual Hannibal), y esto se ve en el tráiler pésimamente montado, es un cyborg ahora, así que es malo y cínico. John Connor malo, ¿Entienden eso?
Me fui no esperando nada, así por momentos al menos no la pasaba mal. Lo único que hago, querido hermano de la generación del 80, es intentar prepararte. Esta peli juega con tu infancia. Y es un juego en el que no salís bien parado.