Terminator Génesis

Crítica de Leonardo González - Río Negro

"Terminator Génesis", un viaje confuso

Hace 31 años, de la mano del director James Cameron, se estrenaba "Terminator" (1984). El filme exponía los temores que existían en esos años respecto de los avances en la tecnología y la creación de máquinas inteligentes. Esta película dio lugar a una saga que continuó con "Terminator 2: El Juicio Final" (1991), "Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas" (2003) y "Terminator: La Salvación" (2009). Incluso podemos contar la serie "Terminator: The Sarah Connor Chronicles" (2008-2009). Lo cierto es que para la gente, en general, la primera y la segunda son las únicas que valen la pena. "Terminator Génesis" (2015) intenta valerse de estas dos para conformar su relato y brindar algo novedoso. Fracasa estrepitosamente en su intento.

Este largometraje comienza con un prólogo de Kyle Reese (Jai Courtney) que cuenta cómo el 29 de octubre de 1997 Skynet, la poderosa inteligencia artificial creada por el hombre, tomó conciencia de sí misma y dio lugar al Día del Juicio Final, dando como resultado la muerte de tres mil millones de personas y el control del mundo por parte de las máquinas. Reese continúa contando cómo conoció a John Connor (Jason Clarke), el líder de la resistencia, y explicando que tres décadas más tarde Skynet está a punto de perder la batalla final contra los humanos. La ofensiva resulta un éxito, pero los rebeldes descubren que Skynet poseía una última carta: una máquina del tiempo. Connor manda a Reese a 1984 a proteger a Sarah (Emilia Clarke), su madre, de un Terminator que fue enviado para asesinarla. Cuando Kyle se introduce en la máquina y está a punto de viajar logra ver cómo John es atacado por un enemigo infiltrado (Matt Smith). Apenas llega a su destino, Reese descubre asombrado que las cosas no son lo que esperaba: es atacado casi inmediatamente por un T-1000 (Byung-hun Lee) y lo salva Sarah, que esperaba su llegada. Y para agregarle más confusión al asunto, ella tiene como protector y ángel guardián a un viejo T-800 (Arnold Schwarzenegger) que la cuida desde los 9 años.

"Teminator Génesis" intenta lucrar, básicamente, con dos cosas: los viajes en el tiempo y los personajes creados por Cameron. En todo el primer acto coquetea con el espectador y le muestra hechos que conoce perfectamente, para después proponerle otras variables. Pero el guión de Laeta Kalogridis y Patrick Lussier se torna confuso y, en algunos puntos, demasiado explicativo. También omite algunas explicaciones necesarias para que -se supone- el público vea la serie que se está desarrollando y las dos secuelas que la distribuidora Paramount planea hacer.

Por el lado del elenco, lamentablemente ni Emilia Clarke ni Jai Courtney están a la altura de los personajes que nos regalaron Linda Hamilton y Michael Biehn. Sencillamente no pueden contra esos fantasmas. Los únicos puntos favorables del filme son las actuaciones de J.K. Simmons y Arnold Schwarzenegger, que se ríe bastante de sí mismo durante todo el largometraje. Por el lado de la acción, algún día los realizadores van a entender que romper más cosas, hacer explotar otras tantas y disparar a mansalva no hacen que la acción sea mejor. Agotan y aturden. Hay escena postcréditos, así que no se levanten de sus asientos.

Hubiese sido preferible una remake o un relanzamiento de la saga a este pobre intento de lucrar nuevamente con una franquicia ya agotada.

De todas las frases emblemáticas que nos regalaron los filmes, la que me mejor le cuadra a éste es: "Hasta la vista, baby". Lástima que no se vaya a cumplir.