Terminator Génesis

Crítica de Diego Naccarelli - Loco x el Cine

Desde que James Cameron dio un paso al costado allá por 1991, los intentos por reflotar la saga de Terminator no rindieron los frutos esperados. Desde hacer una continuación similar (Terminator 3: Rise of the Machines) hasta abandonar todo el concepto inicial e irse directamente al mundo post-apocalíptico (Terminator Salvation), nadie pudo encontrarle la vuelta. Hasta que alguien seguramente dijo “la saga tiene viajes en el tiempo, ¿y si les sacamos provecho y apretamos ‘reset’?. Y efectivamente, Terminator Genisys (Génesis para los latinoamericanos) busca usar algunos de los mismos elementos de todas las anteriores y repartir las cartas de nuevo.

En las películas anteriores, el viaje en el tiempo siempre fue apenas un recurso para contar algo más. En Génesis, el viaje en el tiempo ya es parte primordial de la historia y empiezan a jugar con la alteración de diferentes líneas temporales. Esto es un arma de doble filo: aporta tanto lo mejor como lo peor de esta nueva entrega. Al comienzo, se recrea lo que todos ya sabemos: es el año 2029 y Skynet va a liquidarnos, mientras el líder de la resistencia John Connor envía a Kyle Reese (Jai Courtney, que por algún motivo sigue consiguiendo trabajo) a detener al Terminator que va a matar a Sarah Connor. Lo que sigue es probablemente la mejor idea de la película. Se recrea casi cuadro por cuadro el inicio de The Terminator de 1984, la original. Pero no es lo que parece, y hay cambios en la línea de tiempo y estamos, al igual que Kyle Reese, desorientados sobre qué es lo que está pasando. Ver eventos que ya conocemos pero con una vuelta de tuerca (medio a lo Volver al Futuro Parte II) hace que los primeros 30 o 40 minutos sean quizá de lo mejor que nos ofreció la saga desde T2: aparece nuestro viejo conocido de mercurio T-1000, Arnold viejo pelea contra un Arnold joven, el endoesqueleto vuelve a aparecer en toda su gloria y hay preguntas sobre estos nuevos eventos que nos hacen pensar ¿por qué hay Terminators desde antes? ¿quién los mandó? ¿hasta qué época en la vida de Sarah Connor pueden interceptarla? Lamentablemente, Génesis no está interesada en eso y en expandir la mitología de lo que ya conocemos, sino que abandona todas estas ideas para introducir otras nuevas pero completamente pobres que ni se acercan a las ya establecidas anteriormente.

No voy a revelar con exactitud qué sucede (aunque los trailers ¡y hasta el póster! ya revelan un enorme spoiler) pero por algún motivo los realizadores, con la dirección a cargo de Alan Taylor (Game of Thrones, Thor: The Dark World), decidieron que tenían que subir la apuesta y mostrar algo nuevo, algo más avanzado, con efectos especiales aún más complejos y la verdad es que no era necesario. Los elementos para volver a hacer una buena Terminator ya estaban, y añadir una nueva capa de conflicto con reglas no establecidas sobre los viajes en el tiempo, con personajes y motivaciones sin explicación lógica no le hicieron del todo bien a Génesis. Luego de una prometedora primera mitad, la película se empieza a derrumbar sobre sus propias ambiciones, que van más allá de lo que la trama puede soportar y se abandona cualquier cosa que se asemeje a tener un sentido.

Dicho esto, la película logra entretener. Los efectos especiales están en su mayoría muy bien logrados, las secuencias de acción no rompen ningún molde pero son efectivas, y Arnold Schwarzenegger sabe hacer lo suyo y es el pegamento que evita que todo se caiga a pedazos. Emilia Clarke, por otra parte, hace una versión pobre de Sarah Connor, pero no tanto por su capacidad como actriz, sino por cómo el guión trata al personaje y no respeta muchas de las características que hicieron de ella alguien tan fuerte y conflictiva. Del resto del elenco no conviene decir mucho para no arruinar las pocas sorpresas que hay (aunque no esperen la gran cosa tampoco).
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“I’ll be back”. Y Arnold cumplió.

El problema con el que se siguen encontrando estas películas es que el futuro dominado por Skynet no es ni va a ser tan atractivo como lo que sucede en el pasado. Tratar de prevenir un hecho es más entretenido que ver el resultado apocalíptico y deprimente de ese hecho, y es por eso que T1 y T2 funcionan tan bien. Su fuerza radica en la simpleza de que alguien tiene que sobrevivir mientras dos fuerzas opuestas de un futuro incierto luchan por evitar o lograr un objetivo. Las idas y vueltas de la línea temporal y el funcionamiento de las máquinas en el futuro quedan en la imaginación del espectador, cosa que no ocurre con Génesis. Acá se revela el plan de Skynet para llevar a cabo la dominación y la explicación de su evolución es poco satisfactoria. La pregunta, en todo caso, se torna ¿hay alguna revelación posible que nos deje satisfechos? Y la verdad es que es muy difícil que haya una. El misterio de esa revolución de las máquinas que era apenas referido en las primeras películas funcionaba mejor cuando era algo desconocido porque, en realidad, no era eso lo que importaba, sino la lucha y los sacrificios de los personajes por decidir qué hacer con esa información.

La complicación de la trama original puede ser un punto a favor si está bien pensada y tiene un sentido o una finalidad. Pero cuando la complicación genera confusión en lugar de profundizar el conflicto, es mejor evitarla.

Génesis fue pensada como la primera parte de una nueva trilogía aunque, a juzgar por los resultados que está teniendo, no se sabe qué pasará con esos planes. Y a decir verdad una vez que termina este film, no sé si queda mucho más para contar. Lo mejor que podían hacer para resucitar la franquicia se hizo a medias en Génesis y el resto no parece ser una versión superior de lo que ya vimos. Como ya quedó evidenciado en las varias iteraciones, a lo mejor ya se hizo todo lo que se pudo. Como dice Terminator en distintas oportunidades, se puede ser viejo pero no obsoleto. De la saga, no estoy tan seguro.