Terapia en Broadway

Crítica de Marina Scardaccione - Función Agotada

Terapia en Broadway (She’s Funny That Way) es una comedia en de enredos protagonizada por el cast & crew de una obra de Broadway cuyas vidas se encuentran interconectadas sin querer queriendo en forma de un triángulo, o mejor dicho, un hexágono amoroso.

En varios flashbacks, la fantasiosa Izzy (Imogen Poots), quien cree firmemente en los finales felices y en el glamour del viejo Hollywood, le cuenta a una cínica periodista llamada Judy (Illeana Douglas), cómo de un día para el otro dejó de ser una call girl para convertirse en “la estrella más grande de Hollywood“.

Con un exagerado acento newyorkino que nos dará la pauta de lo artificio del relato que se desplegará a continuación, se describe a sí misma como una musa que ha inspirado a muchos hombres, hasta que una noche, uno de ellos, la inspira a ella. Ese hombre es Arnold Albertson (Owen Wilson), un putañero romántico que cree fervientemente en que “tu puedes cambiar tu vida” y renombrado director que ha viajado a Broadway para trabajar en una obra que protagonizará Delta (Kathryn Hahn), su mujer, y el ex amante de ella, Seth (Rhys Ifans).

Terapia en Broadway resulta entretenida y simpática.
Casualmente, Izzy termina siendo casteada en la obra de Arnold y se ve involucrada románticamente con Joshua (Will Forte), guionista de la misma y reciente ex novio de Jane (Jennifer Aniston), actual terapeuta de Izzy. Sumémosle a toda esta info un juez con una obsesión por las rubias, un detective privado que debería jubilarse, Cybill Shepard (la ex de Peter Bogdanovich), una madama llamada Vicky (Debe Mazar), la aparición de Quentin Tarantino y muchísimos otros talentos Hollywoodenses que desfilarán por la pantalla para recordarnos que esto es puro artificio.

El resultado es una película nostálgica y anacrónica, que hace referencia al cine de Hollywood de la década del 40 y a la propia obra del director. Entretenida y simpática, no es particularmente una buena película, pero mientras pasaban los créditos, debo admitir que estuve agradecida de que existiera y de haberla visto.