Tár

Crítica de María Paula Iranzo - Cine Argentino Hoy

La música es movimiento, nos lleva de un lado a otro, de una emoción a otra. Esa es su verdadera fuerza, es en esos momentos de pura magia que nos podemos sentir más invencibles que Thanos o más sensibles que Hamlet. Los directores de orquesta tienen, inconscientemente o no, el poder de manejar los tiempos de esas emociones. Un poder inmensurable. Tár es un film dirigido por Todd Field, nominado a 6 premios de la Academia, que llega a los cines el jueves 9 de febrero.
La cinta se centra en la vida y obra de Lydia Tár (Cate Blanchett), una reconocidísima directora de orquesta que está a punto de lanzar sus memorias y de grabar la quinta sinfonía de Gustav Mahler. Hasta que un hecho es capaz de cambiarlo todo.
El mayor aliciente de esta película es, sin duda, la interpretación de Cate Blanchett. Y es cierto, una actriz que nunca decepciona lo ha hecho una vez más, y se entiende por qué es una de las grandes candidatas a ganar el premio Oscar por Mejor Actriz Principal. Lydia Tár es un personaje con varias capas: madre cariñosa y protectora, manipuladora, meticulosa, misteriosa, ambiciosa, paranoica. Y Blanchett logró una actuación que podría ser una de las mejores de su carrera. Sublime.
Otra cosa a destacar es la música. Al ser el elemento principal del film, se utiliza como la forma de expresión más pura de la protagonista, y al ser desde su punto de vista, no escuchamos más que lo que escucha ella. Y eso le aporta profundidad y tensión a la cinta.
Tampoco tiene miedo de meterse con un tema tan sensible como la cancelación y lo dura que es para quien la sufre. Eso sí, nunca se ponen en tela de juicio los hechos sino en la crudeza de la condena social: “Ser acusado es lo mismo que ser culpable”, es la frase cabecera en Tár.
Parece, a grandes rasgos, un argumento simple, pero en el fondo también esconde una complejidad que puede abrir varios debates actualmente relevantes de nuestra sociedad en temas de género: el rol de la mujer en un mundo de hombres y el trabajo que requiere llegar y mantenerse en la cima; la constante necesidad de probarse como profesional -esto lo demuestra la primera escena de la entrevista que parece hecha, más que para conocer a Lydia, para que el público compruebe lo capaz que es- al contrario de los colegas. Es para verla más de una vez, pero con paciencia porque dura dos horas y media y puede resultar pesada y lenta.