Tango Suomi

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Que el tango sea una música universal, ya lo sabemos. Que el tango se inventó en Uruguay o en la Argentina, todavía hoy está en discusión. Pero, por lo menos en este lado del mundo, muy pocos, o casi nadie, sabe que Finlandia también compone, interpreta y baila su propio tango. Esto no se originó en las últimas décadas, cuando el tango argentino recorrió el mundo difundiendo su arte, sino que aparece mucho tiempo antes.
Por este motivo, con una gran curiosidad, la directora de este documental, Gabriela Aparici, se propuso viajar varias veces al país nórdico en busca de la mayor información posible sobre el movimiento musical que vincula, inesperadamente, a ambos países, tan lejanos en la distancia, idiosincrasia, clima, modo de vida, cultura, etc., pero tan cercanos en el ritmo del 2x4.
En esta realización se entrevista a distintas personas, ya sean cantantes, bailarines, instrumentistas, coreógrafos, que se dedican a interpretar el tango, cada uno desde su lugar. Los personajes son en su mayoría finlandeses, y también la directora visitó distintos lugares porteños donde músicos jóvenes tocan el tango.
Reuniendo tantos datos y testimonios que Gabriela Aparici consiguió en su derrotero, nos enteramos de la antigüedad que tiene el tango en ese país, de los problemas que tuvo durante la guerra con Rusia en los años ´40, y de los sentimientos que narran sus letras, que son parecidos y a la vez distintos de los nuestros, pero donde las pasiones no son las mismas, porque aquí las pérdidas se lloran y ellos mantienen la esperanza del reencuentro.
La directora recorrió varias ciudades finlandesas, y observamos que hay muchas mujeres que componen y tocan tango, en general, instrumental, y en las orquestas que lo interpretan con cantante predominan los hombres, aunque dejan mucho que desear, no podrían competir con los rioplatenses. No tienen la voz ni el carisma que nos acostumbramos a oír por aquí. Pero, la juventud mantiene vigente al tango
El documental mantiene las vías clásicas del relato, con los entrevistados sentados. De vez en cuando la directora utiliza su propia voz en off, y en otras aparece en cámara. En algunos momentos, realiza una puesta en escena, en otros, planta la cámara para filmar la actuación de una orquesta. Tiene un objetivo claro, y en ese hurgar en el pasado finlandés, alternando con imágenes de archivo en blanco y negro, sea tanto fotos como videos, matizados con la música y reportajes, consigue dilucidar una cuestión: que el universo musical es mucho más pequeño de lo se supone.