Sueño Florianopolis

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La nueva película de Ana Katzluego de Mi amiga del parque,sumerge a una familia en tiempos vacacionales, en los que afloran nuevos sentimientos y deseos en un escenario distinto al cotidiano.

Sueño Florianópolis está ambientada en 1992, cuando Lucrecia -Mercedes Morán- y Pedro -Gustavo Garzón- parten junto a sus hijos adolescentes Flor y Julián rumbo a un nuevo sueño, aunque no todo lo que brilla es oro. Ya en la ruta el auto se queda sin nafta y reciben la ayuda de un brasileño que termina alquilándoles su casa para pasar sus vacaciones.

Este es el punto de partida de un relato que va exponiendo los deseos y vínculos de cada uno de los integrantes del clan a través de toques de humor -cuando intentan hablar portugués o cuando quieren llegar a la casa ubicada en una zona poco accesible- y los permisos que deciden darse para poder estar mejor. Lucrecia y Pedro son dos psicoanalistas que postergan la decisión de separarse luego de 22 años de matrimonio porque llegan las vacaciones, pero ambos encontrarán sorpresas: ella con el casero Marco y él con la ex mujer de éste- mientras que su hija Flor conoce a César, el hijo del lugareño, y Julián su otro hijo prefiere otras playas para poder divertirse con gente de su edad.

Entre encuentros, una convivencia forzosa y desencuentros amorosos, la trama sigue el periplo de la pareja con situaciones reconocibles y amores de verano. Esta radiografía de la clase media es quizás la película más lograda de su directora -quien también se guarda un divertido cameo en la playa- que atrapa con una historia bien llevada por sus intérpretes.

Ni los que están el el paraíso y ni los que llegan del infierno de la urbe parecen encontrarse con ellos mismos, aunque sea sólo por unos días, entre arena, sol, caipirinhas y una Florianópolis anti turistica.