Star Wars: El despertar de la fuerza

Crítica de Valeria Massimino - Revista Meta

NO SOY FAN

No soy fan, nunca lo fui. No es mi universo Star Wars, tampoco mi vida, pero desde chica vi pasión, obsesión y emoción en torno a ese inmenso universo creado por George Lucas.

Recuerdo a William Shatner decir en un sketxh de SNL “Get a life” y me reí mucho. No hay límites cuando una persona es fan… El cine es pasión.

Esta séptima entrega superó las expectativas, no solo de los fans, sino de una persona común, que ve cine, que ama el cine, y que ama la fantasía, la ciencia ficción, y ver en pantalla grande una aventura galáctica única, es emocionante. Esta entrega está repleta de efectos especiales durante los 135 minutos, en donde hay adrenalina, no hay baches, hay humor, peleas bien ensayadas. Hay todo lo que se puede pedirse en este género. Hay guiños para los fanáticos y emoción para las viejas generaciones, en especial al ver a Harrison Ford y a Carrie Fisher, otra vez. (¿Qué habrá pasado que no se vieron por 30 años…?)

Y fue así que treinta años después de la victoria de la Alianza Rebelde sobre la segunda Estrella de la Muerte (hechos narrados en el episodio 6: El retorno del Jedi), la galaxia está todavía en guerra y una nueva República se ha constituido, pero una siniestra organización, la Primera Orden, ha resurgido de las cenizas del Imperio Galáctico.

La Princesa Leia, con otro peinado (más de abuela) es ahora una General y sigue siendo la reina guerrera de la resistencia. Y Han Solo ha estado por todos lados con su inseparable y fiel amigo Chewie. En esta oportunidad Star Wars, El Despertar de la Fuerza, nos muestra y recuerda a la idea original, la esencia de la saga.

Nos encontramos con los héroes de siempre, que luchan ahora en la Resistencia, y se suman nuevos: Poe Dameron, un piloto de caza, Finn un desertor de la Primera Orden y una cuota de humor, Rey, una joven chatarrera que cambiará todo (muy buena actuación en esta joven que promete), y también un BB-8, androide rodante (la cuota de diversión y “ternura”).

También se aprecia una excelente actuación de Adam Driver, como Kylo Ren, el nuevo Señor Oscuro, cruel y rencoroso.

No analizaré todo técnicamente sobre el film, ya está todo dicho (casi). Lo real es que J.J. Abrams cuidó el universo de su único creador, y brindó al público lo que ellos esperaban… y un poco más.