Star Wars: El despertar de la fuerza

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Hay pocas historias cinematográficas que no requieran de presentación. Hay pocas historias que soporten nacer en cine y expandirse al infinito. Hay pocas de esas que perduran tanto entre la gente que terminamos sintiéndolas parte nuestra, traspasando edades y su propio tiempo. Hay pocas, muchas menos aún como Star Wars. De mis predilectas de mis cuentos de niñez y la que hoy, después de seis films, cómics y mucho más, esperé ansiosamente. Y valió la pena.
No voy a spoilear y no es necesario que plantee el argumento, porque todos conocen de qué va. Lo que a lo mejor no conocen es la capacidad de JJ Abrams (director y co guionista) de poder captar qué es lo que necesita ver el fan y cómo utilizarlo. Los saltos a la velocidad de la luz son un must, los mantiene, pero agregando un dinamismo visual impresionante. Lo mismo con casi todas las escenas de batallas donde la coreografía de la cámara es tanto o más importante que de los objetos frente al lente.
Visualmente, además, vuelve a los escenarios reales y deja de lado el chroma key en exceso que tienen Episodio I, II y III y retornamos a los desiertos con su luz perfecta y a las carpas de chatarras, a maquetas de naves que conocemos y amamos y que todos queremos pilotear. Ni hablar de los homenajes a Una Nueva Esperanza, la música impresionante de Williams que te pone la piel de gallina al máximo.
Otro gran diferencial respecto a la precuela (cuesta mucho ser objetivo con Episodio IV, V y VI, de manera que los tomo como el máximo standard de calidad) es que tiene buenos actores que están bien dirigidos. La chica principal, que se llama Rey en el film y la interpreta una casi desconocida Daisy Ridley es bellísima y como actriz sostiene tanto las coreografías como el melodrama (que todos los que conocemos la historia sabemos que hay, y mucho). La acompaña una batería de secundarios que son la gran parte caras nuevas y renuevan la escena elevando el nivel. Principales menciones a Oscar Isaac y John Boyega (este último debe ser mi personaje favorito luego del precioso BB-8).
En cuanto a la historia y sigo sosteniendo mi voto de no spoiler, honestamente no hay sorpresas, pero es una película inteligente: cautiva al fan, engancha al espectador y les da lo que necesitan, cocinando para la segunda entrega.
Una de las mejores formas de cerrar el año. No volveremos a dudar de JJ.