Star Wars: El despertar de la fuerza

Crítica de Leonardo González - Río Negro

"Star Wars: El despertar de la Fuerza", regreso a las fuentes.

Carrie Fisher, Mark Hamill, Harrison Ford, Peter Mayhew, Anthony Daniels, Kenny Baker, todos ellos entraron al Olimpo de los actores que siempre serán recordados por haber participado de una de las sagas más importantes de la historia del cine: Star Wars. ¿A quién no se le cayó una lágrima cuando hace más de dos años el mundo se enteraba de que se estaba gestando una séptima película y que todos ellos volvían para deleitar a los fans? Finalmente, después de más de un año del lanzamiento del primer trailer, ya se puede disfrutar en los cines del séptimo episodio (el primero en que el número es correspondiente con el orden en la saga) titulado "Star Wars: El despertar de la Fuerza" (Star Wars: The Force Awakens, 2015).

Han pasado 30 años de lo sucedido en la Batalla de Endor, y aunque el Imperio desapareció una nueva fuerza maligna ha surgido: la Primera Orden, comandada por el líder supremo Snoke (Andy Serkis) y sus lugartenientes Kylo Ren (Adam Driver) y el general Hux (Domhnall Gleeson). Pero para poder controlar toda la galaxia debe destruir a la Resistencia, que dirige la general Leia (Carrie Fisher), y cuyos esfuerzos están enfocados en tratar de encontrar antes que su enemigo a Luke Skywalker (Mark Hamill), el último jedi que existe. Esta titánica tarea será llevada a cabo por tres personajes principales: Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de los rebeldes; quien se topará con Finn (John Boyega), un stormtrooper desertor; quien a su vez se encontrará con Rey (Daisy Ridley), una joven chatarrera del planeta Jakku.

Y hasta ahí nomás porque seguir contando traería el peligro de poder caer en spoilers, y también porque vale muchísimo más la experiencia de vivir los sucesos del filme en carne propia y a medida que se presentan en la pantalla. Es que desde los primeros acordes de John Williams es imposible que el ambiente no se impregne de fantasía, magia y emoción, y que al espectador no le dé piel de gallina. Haber elegido a J.J. Abrams como director fue la mejor elección que se pudo hacer, ya que tenía que resolver la continuación de una franquicia que tranquilamente podría haberle explotado en las manos, pero logró salir adelante. Es que también se supo rodear bien, como por ejemplo tener como guionista a Lawrence Kasdan, que conoce a la perfección este universo tras haber escrito "El Imperio contraataca" (Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, 1980) y "El regreso del jedi" (Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, 1983). Otra cosa que se hizo bien fue evitar el uso de tanta pantalla verde para los efectos y tratar de utilizar más locaciones reales y modelos en miniatura, que es más caro pero le da también más veracidad a todo. Lo único que se le puede criticar a la película es el constante homenaje a la saga y las referencias a la trilogía original (en muchos momentos son forzadas y llegan a abrumar). Es demasiado y algunas son muy obvias. Si hasta la elección de Ridley, Isaac y Boyega recuerda a la que hizo George Lucas con Carrie Fisher, Harrison Ford y Mark Hamill: elegir actores que no eran muy conocidos o no tenían tanta carrera hecha. Haciendo un alto en esto, muy bien y gran descubrimiento el de Daisy Ridley.

Más allá de este "detalle", el filme rescata esa enorme mitología que la saga supo construir en casi 40 años. Y vayan preparados para las sorpresas que hay porque, algunas, son históricas y quedarán en los anales del cine.

Consigan sus entradas, relájense en sus asientos, prepárense a disfrutar como cuando eran chicos y que la Fuerza los acompañe.