Star Wars: El despertar de la fuerza

Crítica de Alan Schenone - Proyector Fantasma

La nueva esperanza

Tras las malogradas precuelas, Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015) llega para instalarse definitivamente en la generación venidera como también para revindicar a la anterior, que quedó defraudada con la historia inicial de Anakin Skywalker. Después de 30 años del estreno de Episodio IV, finalmente conocemos (o no) que fue de la vida de gran parte de los personajes clásicos y como continuó el universo Star Wars luego de los acontecimientos narrados en El retorno del Jedi (1983).

El despertar de la Fuerza es la conexión directa, necesaria y definitiva de Star Wars en una nueva era. Una nueva historia pero siguiendo las líneas determinantes que George Lucas planteó desde sus comienzos. Así, Episodio VII conmueve y profundiza en su argumento, desde el carácter de la inoxidable Princesa Leia (Carrie Fisher), el intrépido y aún viejo y todo sinvergüenza Han Solo (Harrison Ford), pasando el mando, la antorcha que todavía continuaba en pie tras los desaciertos de los primeros tres episodios.

La fotografía, música y ambientación es un deleite a los ojos de los espectadores y por sobre todo a los fanáticos costumbristas que podrán encontrar muchos, muchos guiños y mimos de distintas secuencias a lo largo de los seis films, pero principalmente con Una nueva Esperanza (1977). La Millionaire Falcon, Chewbacca, C-3PO y R2-D2 erizan la piel del espectador en cada una de sus intervenciones. Como Alec Guinness encarnando al viejo maestro Obi-Wan Kenobi en Episodio IV, Han Solo actúa como el mentor y foco de sabiduría sobre creencias que se creían olvidadas y perdidas en el tiempo, a pesar de su promoción como antihéroe. Ford es la conexión de estos universos tan similares entre sí, una unión que necesitaba de un emisario tan importante para congeniarlos de manera apacible y conmovedora. Un beso a la nostalgia de lo que ya fue y otro de despedida de lo que vendrá a futuro.

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El director J.J. Abrams, quien en su haber contaba con “resucitar” un pez gordo como Star Trek (2009/2013), acogió este embrión indefenso atacado desde el prejuicio injustamente por el traspaso de la saga a Disney. Así y todo, el director corrió el riesgo de que si la película no alcanzaba una maduración adecuada, podría salirse de las máximas que son y forman a Star Wars y terminar del otro lado de la fuerza como La Amenaza Fantasma (1999).

Pese a todas las dudas e interrogantes, Abrams lo hizo otra vez. El despertar de la Fuerza es la adaptación definitiva a esta nueva era, con detalles propios de humor (como hoy en día vemos en las películas de Marvel), sin abusos del CGI (como prometió) y una edición de 3D que funciona y acompaña con el deleite visual propio y característico de la saga, en sus paisajes tan diversos y significantes. El despertar funciona porque Abrams entendió que ciertos aspectos tótems no se negocian: 30 años después de la caída del imperio, La nueva Orden busca instalar su gobierno desde el miedo, la violencia e intimidación, mientras que La Resistencia es el último núcleo rebelde que trata de evitarlo. ¿Les suena? No vamos a hablar más de la sinopsis porque el truco está allí: el propio espectador debelará qué rol cumple cada uno de esos personajes que nos cautivaron en la época de los ’80, y qué ocurre con ellos.

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Si en su momento Mark Hamill, Fisher y Ford marcaron una diferencia, estamos ante una situación similar tres décadas después. Daysy Ridley, quien se pone en la piel de Rey es la heredera definitiva, la hija legítima y perfecta de lo que se espera como protagonista de Star Wars, con la misma fuerza que Fisher irrumpió en aquella época. Oscar Isaac interpreta a un personaje único como Poe Dameron, el piloto más valiente y ejemplar de la resistencia. Junto a Finn, entablan una conexión de amistad y compañerismo muy similar a la que apreciamos con Luke y Han Solo, aunque en esta película se deja entrever más de lo que sucede. ¿Cuántos dudaban de John Boyega? Otro gran acierto del director, ya que Finn desde el principio genera empatía con el espectador gracias a su humor hilarante y las ganas de hacer lo correcto.

Ahora, sí hablamos de Star Wars, hablamos de Darth Vader y los antagonistas, el lado oscuro y necesario del cosmos para llegar a un equilibrio entre el bien y el mal, un status quo imprescindible para que El Despertar de la Fuerza pueda codearse entre las primeras tres películas en emisión (algo que falló en la segunda trilogía hasta La venganza de los Siths [2005]).

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Adam Driver carga con un consternado y contradictorio Kylo Ren, el sucesor de Vader y la orden maligna que busca acabar de una vez con los Jedis. Lamentablemente, Ren es el personaje más flojo de todos pero no por eso malo. Ya al comienzo, aparece y seduce desde la crueldad y desenfado, pero comienza a desinflarse a medida que se desarrolla en el film. A su vez, las contradicciones y dudas que lo acogen, lo exhiben de manera vulnerable y muy juvenil para un personaje de una carga emocional tan fuerte. Sin embargo, como los demás de la película, Kylo Ren es un personaje en construcción que muestra gran parte de sus armas en Episodio VII pero que explotará de manera definitiva en las siguientes secuelas. A pesar de esos momentos de duda, el final de El Despertar de la fuerza deja a la vista que Ren es la antítesis perfecta y siniestra que merece esta nueva trilogía.

Finalmente, llegó el momento de hablar de BB-8, el androide principal que ayuBB81da a Rey y la resistencia. BB-8 brilla desde el primer momento que aparece en la película y enamora a los espectadores con una personalidad única y encantadora. Los zapatos que dejó el tan querido R2-D2 no le pesan a este nuevo droid, aunque sea muy diferente al original. BB-8 actúa desde el costado cómico e ingenuo, con una forma y gestos de interractuar con los demás muy al estilo de Wall-E (2008), mientras que R2-D2 mostraba un espíritu más combativo y de lucha. A todo esto, no dijimos ni una palabra de Luke Skywalker (Mark Hamill), ¿por qué? Será mejor que lo descubran ustedes mismos. Solo podemos decir que es épico.

El despertar de la Fuerza cuenta con algunos fallos en los diálogos y en cuestiones que no se expresa de manera explícita pero se dan a entender. Tal vez un poco larga para su composición (132 minutos) por lo cual a veces pierde su sentido de atención, hasta que logra volver a eje gracias a grandes secuencias. Estos detalles, quedan disminuidos debido a la gran ópera que armó Abrams donde cada punto en cuestión funciona en sintonía y a la par, al igual que lo hace la orquesta de John Williams con los temas característicos de la saga.

Star Wars: Episodio VII – El despertar de la Fuerza es la nueva esperanza confirmada de que todavía queda mucho, mucho por recorrer y conocer en un universo donde La Luz y el Lado Oscuro se disputan el corazón de los hombres y fanáticos.