Sólo por dinero

Crítica de Carlos Schilling - La Voz del Interior

Demasiado para una sola chica

Sólo por dinero no es la primera película que intenta combinar el humor y la acción y tampoco será la última en fracasar en el intento. Hay ciertas mezclas que son altamente inestables. Si falla alguno de los componentes, los lazos se distienden y no hay modo de que la risa y el peligro lleguen a formar una sola molécula.

Lo que resulta evidente en este caso es el exceso de confianza en las cualidades interpretativas de Katherine Heigl (Ligeramente embarazada), quien soporta toda la carga de ridículo y adrenalina de esta historia, pero a la que se olvidaron de proporcionarle un guión digno de su talento.

Ella se mete en la piel de Stephanie Plum, el personaje principal de una exitosa saga de novelas creada por la escritora norteamericana Janet Evanovich. Y así, teñida de castaño para la ocasión (Plum no puede ser la rubia novia de América), compone una adorable chica de barrio, bella y torpe en proporciones nunca equilibradas, que debe convertirse a la fuerza en una cazarrecompensas.

Stephanie es el negativo de las protagonistas de la chic lit, esas súper bellezas neuró­ticas y adictas a la moda que se pueden pasar el día probándose zapatos y vestidos caros en las mejores tiendas de Nueva York.

Nuestra heroína suda, come porquerías, y tiene una familia de la que sólo puede heredar el sentido de lo patético: una madre que la quiere casar, un padre resignado y una abuela que se viste y se comporta como una adolescente.

Lejos de aprovechar esa colorida caterva de personajes, Solo por dinero parece mandarlos a todos en penitencia al rincón de los gags inocurrentes y pretende tomarse en serio la investigación que emprende Stephanie para ganarse los 50 mil dólares de recompensa.

El trabajo inicial de ese premio mayor consiste en detener a un policía, acusado de matar a sangre fría a un delincuente. El policía, que está prófugo tratando de probar su inocencia, tiene la particularidad de ser el tipo con el que Stephanie perdió la virginidad a los 17 años y por el que todavía siente una atracción irresistible.

Los hilos de esa trama básica se enredan en una complicada madeja de prostitutas, traficantes y violadores, con lo cual la película cumple la premisa básica de mantener la expectativa, pero al costo de degradar la comedia en una mezcla de humor blanco, verde y negro que sólo puede describirse como gris.