Sip'ohi - El lugar del manduré

Crítica de Ximena Brennan - EscribiendoCine

Lo que tengo para decir

Sip'ohi - El lugar del manduré (2011) del director argentino Sebastián Lingiardi, conserva la mística de un documental etnopoético que sabe mezclar las inmensas geografías naturales del Chaco Impenetrable con diferentes usos de lo oral: la radio, los diálogos y las leyendas contadas por sus habitantes. Todo un acierto audiovisual.

En esta historia Gustavo Salvatierra es un wichi original que hace varios años vive en la ciudad. Agobiado de ella decide volver a su tierra y documentar (tanto en forma sonora como visual) la problemática del reconocimiento de la comunidad a la que pertenece de una manera particular: a través de leyendas y cuentos que los propios wichis le relatan, los cuales son emitidos en una radio local en la que trabaja temporalmente.

Esta peculiar retroalimentación que se da en el documental de Lingiardi (el pueblo escucha lo que el propio pueblo siempre tuvo para contar) radica en el valor de la palabra más que en las imágenes, que igualmente acompañan a la perfección. Aquí el sonido del habla, es decir, las voces, se va fundiendo con los pocos ruidos que producen los instrumentos artesanales que conforman la totalidad de la banda sonora.

Esta película de planos largos y generales, con un gran trabajo de fotografía, a su vez da cuenta de una profunda (y antigua) crítica social bien camuflada con distintos temas y subtemas conformando un entretejido que va nutriendo el argumento cada vez más a medida que pasan los minutos.

Un tópico del que no se acostumbra hablar y un cine que algunos no están acostumbrados a ver. Sin embargo vale la pena destinar una hora a comprender no sólo el mensaje, sino todo lo que- cinematográficamente hablando- circula a su alrededor de la mano de sus propios protagonistas. Sin dudas un documental enriquecedor.