Sinfonia para Ana

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Revisar el pasado doloroso

En un momento en que el asunto de las tomas de los colegios es motivo de intenso debate en el país, se estrena esta película premiada en Moscú y Gramado que reconstruye con pasión y honestidad intelectual un fragmento de la historia de la militancia estudiantil en los años 70. Basada en una novela de Gaby Meik, apoyada en una notable reconstrucción de época y beneficiada por el buen desempeño de un elenco muy joven, el film transcurre en un época difícil de la historia argentina, cuando el fantasma de la represión ilegal empezaba a tomar cuerpo.

El relato tiene un disparador: la destitución de Raúl Aragón, recordado rector del Colegio Nacional de Buenos Aires e integrante de la Asamblea para los Derechos Humanos (APDH) y la Conadep, que pone en alerta a un alumnado politizado y decidido a defender sus derechos.

Pero el film se da espacio también para humanizar a sus personajes, exhibiendo sus conflictos amorosos y familiares, echando luz sobre sus certezas y sus vacilaciones. Es excesivo el uso de la música para subrayar el temperamento de algunas escenas, sobre todo porque la historia tiene de por sí los condimentos necesarios para emocionar sin la necesidad exagerar ese recurso. Pero esa decisión no empaña la saludable convicción de los directores para mantener viva una discusión sobre un pasado convulsionado y doloroso, siempre útil para pensar un futuro mejor.