Sin nada que perder

Crítica de Martín Torres - Fuera de campo

Sin nada que perder parece la respuesta al what if (que pasaría si...) los hermanos Coen dirigieran un guión escrito por Cormac McCarthy. Sin embargo el guión (nominado al Oscar) es una propuesta original del actor devenido en guionista Taylor Sheridan, que ya supo mostrar sus facultades en la escritura del libreto de Sicario.

Detrás de la simple historia de dos hermanos que asaltan bancos para pagar una hipoteca surge, sin demasiado que escarbar, una segunda lectura mucho más audaz que se atreve a cuestionar a la industria del petróleo y a las grandes corporaciones bancarias norteamericanas.

Detrás de todo asaltante de bancos debe haber un representante de la ley. El Sheriff de turno no es nada menos que Jeff Bridges en un papel que bien podría interpretar sin leer el guión y que parece un pariente no tan lejano del Tommy Lee Jones de Sin lugar para los débiles. Un texano de la vieja escuela pronto a jubilarse que persigue a los maleantes por todo el estado tratando de adelantarse a cada jugada de los forajidos hermanos, Chris Pine y un soberbio Ben Foster en lo que quizás sea la mejor interpretación de su carrera. El director de fotografía Giles Nuttgens se encarga de mantener un tono de tensión e intriga entre tanto desierto, acompañado por los acordes de guitarra salidos de las partituras compuestas por Nick Cave y Warren Ellis. Ecléctico y trepidante, el guión nos sitúa en pueblos de Texas que nos teletransportan al viejo Oeste Americano con reminiscencia a los Westerns más clásicos de Hollywood.