Silencio

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Honrarás a tu padre…

Estamos en el Siglo 17, y tras recibir una perturbadora carta en donde el Padre Ferreira renuncia a su fe católica, sus discípulos, los padres Rodrigues y Garupe, emprenden un viaje a Japón en su búsqueda y continuar la misión evangélica que este dejó atrás. No obstante, la búsqueda será lo de menos, ya que el yugo de los inquisidores japoneses en más de una oportunidad desafiará los límites de su fe.

Silencio cuenta con un conflicto claro pero tiene a su tema delante de todo y como principal prioridad. La historia parece estar encaminada a una temática de “la fe no es fe hasta que no estés dispuesto a dar tu vida por ella.”, pero si se mira con atención el tema bien podría ser “La fidelidad o el rechazo de una religión va más allá de la adoración a las sagradas escrituras o imágenes sacras, lo que importa es la creencia que uno tenga en su interior.”

Esta es una postura desafiante, no solo por su cuestionamiento sino por el tiempo que se toma Scorsese para desarrollarlo, que no pocas veces va a desafiar la paciencia del espectador. Salta a la vista que este es un proyecto que Scorsese siempre quiso hacer. Es un Scorsese liberado. Es un Scorsese que eligió sacrificar la concisión y el ritmo por la profundidad de detalle, la profundidad de reflexión y la profundidad de opinión. Posturas que son cada vez menos frecuentes en una época con un attention span que no está entre los mejores.

Tenemos prolijas labores de Adam Driver y Liam Neeson, pero el que se lleva los laureles es Andrew Garfield, que sostiene la totalidad de esta película sobre sus hombros. El abanico de emociones que despliega este actor es enorme. Si me apuran les diría que su labor en esta película (junto con Hasta el último hombre, de Mel Gibson) lo va a terminar de elevar como un actor de peso. Se necesita de un actor con una enorme sensibilidad e inteligencia para desarrollar los temas que ofrece el guion; un actor trabaja con el subtexto, y el de esta película hubiera dejado a la miseria a cualquiera. Su interpretación es un triunfo que no necesita muchos miramientos; puso el cuerpo y el alma en cada momento que la cámara le dedica un plano.

En el costado técnico, me permito destacar la fotografía de Rodrigo Prieto. Una paleta de colores pálida y hasta sucia que crea el ambiente de malestar, tanto físico como espiritual, al que están expuestos los personajes.

Conclusión:
Bien podríamos estar ante la película más controversial de Scorsese desde La Ultima Tentación de Cristo, ya que el Catolicismo no queda bien parado y los Japoneses tampoco (por lo menos en el sentido histórico). Es un título que narrativamente hablando tiene lo justo y necesario y contesta todas las preguntas que plantea. Pero serán sus temas los que despierten el debate a la salida del cine y solo por eso, para mí, Scorsese ya ganó. El que quiera ver un intercambio de dos filosofías en oposición puede disfrutarla a pesar de su extensa duración, pero el que espere una narración fluida, puede sentirse decepcionado.