Se ocultan en la oscuridad

Crítica de Alina Spicoli - Cinergia

Personas desaparecidas

Se ocultan en la oscuridad (Be Afraid, 2017), película dirigida por Drew Gabreski y escrita por Gerald Nott, pretende ser de terror pero no lo consigue.

La historia se centra en el doctor John Chambers (Brian Krause), quien junto a su esposa embarazada Heather (Jaimi Paige) y su pequeño hijo Nathan (Michael Leone), se muda a un pueblo de Pensilvania. Poco después Ben (Jared Abrahamson), hijo de su matrimonio anterior, se les une al dejar la universidad. Cosas raras comienzan a pasar tanto de día como de noche. Por ejemplo Nathan ve a una niña en el bosque que lo incentiva a seguirla y John sufre de parálisis nocturna. El pueblo se caracteriza por la cantidad de personas desaparecidas, asunto al que el oficial Collins (Louis Herthum) no le encuentra solución. Las entidades malignas no tardarán en presentarse en la casa de los Chambers, y John deberá proteger a su familia cueste lo que cueste.

La película usa todos los recursos que ya conocemos de este género: un bosque con niebla, luces que se prenden y apagan, nene que dice ver figuras tenebrosas a la noche pero que sus padres no le creen, túnel oscuro, mujer que catalogan como “loca” porque sabe lo que el chico ve, etc. Esto no sería un error si el relato estuviera bien construido, sin embargo aquí se intenta generar misterio durante todo el metraje para en los últimos minutos tirar una explicación apresurada que no cierra del todo. Luego de la mitad el film llega a aburrir porque aunque uno quiere saber qué es lo que sucede, las respuestas son muy pocas, haciendo que el interés decaiga cada vez más.

Las entidades malignas en un principio pueden resultar intrigantes, pero mientras avanza la trama se decide mostrarlas en pantalla de cuerpo completo y lo que menos logran es asustar. Tampoco ayuda lo mal utilizados que están los efectos como también la notoria música dramática.

Se ocultan en la oscuridad constituye otro fracaso dentro del terror que solo es pasable si no tenés grandes expectativas. Una película clase B que no vale la pena ver en cine.