Sangre de mi sangre

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

Sombras litúrgicas.

Al igual que en gran parte de su obra, el realizador italiano Marco Bellocchio (Vincere, 2009) regresa compulsivamente a las obsesiones de su film Las Manos en los Bolsillos (I Pugni in Tasca, 1965) para hoy narrar dos historias entrelazadas alrededor de la abadía de la ciudad de Bobbio, ubicada en la provincia de Piacenza, en el norte de Italia, donde se sitúa la acción de la famosa novela de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa.

En la primera historia, una joven monja, Benedetta, es acusada en el siglo XVII de seducir a un admirado sacerdote que luego comete suicidio. En la abadía es interrogada y sometida a diversas pruebas por la inquisición para que confiese su contubernio con Satanás con el fin de salvar el buen nombre del sacerdote suicidado y poder darle un entierro cristiano.

En un principio, el hermano del sacerdote acude a la abadía con el fin de asesinar a la acusada pero en lugar de eso se siente atraído de una forma contradictoria hacia ella y también hacia las dos damas que le ofrecen techo, generando una situación concupiscente y pecaminosa que contrasta con la búsqueda del severo y templado ideal cristiano vigente en la sociedad de la época.

En la segunda historia, un inspector fiscal llega en la época actual a la abadía en ruinas para realizar un negocio inmobiliario con un músico multimillonario ruso que quiere comprar el derruido inmueble. En el pueblo circulan historias sobre un conde vampiro que recorre por las noches la ciudad y parece estar escondido en la abadía.

Ambos relatos narran las miserias y las preocupaciones de los hombres en cada época. Bellocchio busca el componente universal detrás de los cambios históricos para demostrar que los hombres han sido y siempre serán los mismos aunque el contexto cambie. De esta forma, el vampírico conde representa a una clase aristocrática inútil que simboliza a su vez un pasado perimido que continúa viviendo en la oscuridad, mientras que el proceso al que someten a la monja supone un pasado aciago en un territorio en el que la razón está ausente. En este sentido, los dos conllevan una crítica y una alegoría sobre los restos de un pasado que aún sobrevive en el presente de la Italia actual.

Sangre de mi Sangre es un film bucólico y letárgico sobre el amor, las obsesiones y el egoísmo que destruyen a los hombres, corrompiéndolos. Entre ambas historias se trazan diversos e interesantes paralelismos sobre la condición humana y la historia del norte de Italia. Marco Bellocchio lleva nuevamente sus demonios hasta el paroxismo para entrar en el abismo de las dos miserias que asolaron al mundo, la religión y la búsqueda de beneficios producto de la estafa y los negocios, mejor conocida como capitalismo.