Rouge amargo

Crítica de Vicky Vázquez - Cine & Medios

Palermo Rojo Shocking

En esta incursión del cine nacional en el género del policial se perciben buenas intenciones. Sin embargo, las intenciones no bastan para hacer una película, y es por eso que Rouge amargo flaquea y no llega a convencer.
Un candidato a diputado cuya bandera es la lucha contra el narcotráfico es asesinado en un hotel alojamiento de la zona roja mientras estaba allí con una prostituta (Emme). Cuando ella intenta escapar del lugar sale a su rescate un hombre que había pedido una habitación para estar solo y armado (Luciano Cáceres). Juntos deberán escapar del asesino a sueldo, y de la policía, que en un principio cree que son los autores del crimen. La trama se completa con un periodista (Nicolás Pauls) que espera en vano los datos que una fuente prometió darle para revelar una extensa red de corrupción.
Es una lástima que, teniendo cinco guionistas, no se hayan cuidado más los diálogos y muchas situaciones que caen en lo trillado. Los personajes son de manual del policial ochentoso: la prostituta que quiere dejar de serlo, su mejor amiga travesti, el asesino a sueldo sin alma, el político torpemente corrupto, el comisario decente que no puede contra el sistema, el periodista idealista. Lo mismo con ciertas líneas, que de tan escuchadas, o forzadas, dejan de resultar convincentes.
En cuanto a las actuaciones, se destaca Luciano Cáceres, un nombre que suena fuerte tanto en cine como en televisión, y que es el único que puede desarrollar su personaje con naturalidad y un histrionismo a prueba de obstáculos. Los demás apenas cumplen sus estereotipados roles, excepto Gustavo Moro, que interpreta al travesti Rita, que no se cree una frase de las que le toca decir, y cuya exagerada afectación recuerda a un niño de cinco años en su primer acto escolar.
La atmósfera de sordidez está bien lograda, aunque también cae en lo previsible. El filme tiene un afortunado giro en el guión hacia el final, pero así y todo, no deja de ser un producto mediocre, que no aporta nada nuevo al género, y mucho menos al cine.