Rosita

Crítica de Tomás Cardín - Cinescondite

Filmar el presente y sus derivas conlleva un trabajo a conciencia con múltiples problemáticas que se entrecruzan. Verónica Chen (Vagón fumador, Agua, Mujer conejo), expone de forma precisa la relación entre conflictos sociales, familiares y personales, a la par del vínculo entre estos con el pasado y las proyecciones futuras, como claves para aproximarse a las tensiones y acuerdos cotidianos. En esta oportunidad la directora retoma la historia de Lola (Sofía Brito), una madre joven y trabajadora quien debe hacerse cargo de la crianza de sus tres hijos -Gus, Alejo y Rosita-. Los días de la protagonista se tornan más arduos debido a la ausencia de los padres de los niños y a la necesidad de vivir junto a su propio padre, Omar (Marcos Montes), con quien guarda una relación profundamente conflictiva desde su infancia, puesto que este no estuvo presente. Todo se complica aún más a partir del hecho central del film. Una noche, al volver de su jornada laboral, Lola descubre que sus hijos varones están solos en casa y que su padre se ha llevado a Rosita de compras. El tiempo transcurre, la niña y su abuelo no regresan y Lola decide acudir a la policía. Una vez en la comisaría, lejos de solucionar el problema o calmar su nerviosismo, descubrirá que su padre tiene antecedentes penales. Esto, junto con el relato de Pedro (Luciano Cáceres) quien le confiesa a la protagonista que Omar había trabajado en un prostíbulo durante su juventud, llevará a Lola a un estado de paranoia y desconfianza indecible.