Rescate en Entebbe

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

En 1976, un grupo comando formado por palestinos y alemanes secuestró un avión de Air France que había partido de Tel Aviv con rumbo a París, y lo desvió al aeropuerto de Entebbe, Uganda, para intercambiar a los 258 rehenes por cinco decenas de palestinos presos en cárceles israelíes, más cinco millones de dólares. El episodio dio lugar a un par de recordadas películas para televisión, pero esta Rescate en Entebbe no es una remake, sino una nueva versión basada en un libro de Saul David, que se jacta de contener información que no había sido revelada anteriormente.

La temática no es ajena al brasileño José Padilha, que antes de hacerse famoso por Tropa de Elite había dirigido el documental Omnibus 174, sobre una toma de rehenes en un colectivo en Río de Janeiro. Aquí divide la narración en múltiples puntos de vista, y consigue imbricarlos con la suficiente pericia como para que el suspenso no se pierda jamás. Ese clima de tensión y la música de Rodrigo Amarante disimulan la abundancia de diálogos pueriles y repetitivos.

Por un lado está fascinante la trama política, con las internas entre el primer ministro Ytzhak Rabin y su ministro de Defensa, Shimon Peres. Por otro, la toma en sí, con el vínculo entre rehenes y captores, y el pasado de los terroristas, con flashbacks que están entre los puntos más flojos de la película. Tampoco aportan demasiado las escenas de la vida personal de un soldado israelí que participará del rescate. Pero tienen como fin introducir, en la secuencia final, un montaje paralelo que le da a Rescate en Entebbe un cierre épico, acorde con la epopeya narrada.