Regreso a Coronel Vallejos

Crítica de Noelia Giacometto - Cinéfilo Serial

En el espacio de los relatos de ficción se refleja la realidad. General Villegas es la patria chica de Manuel Puig, el escritor, el guionista de cine, quien se fue porque se tuvo que ir y nunca más volvió.

“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a encontrarse con mi vida” – Alfredo Le Pera

Hace quince años la ciudad se reconcilió con su autor, al que trataron de chismoso. Alguien que había ensuciado al pueblo, a sus habitantes y a familias respetables tras sacar a la luz cuestiones bastante incómodas que rodeaba a un sitio tranquilo considerándolo propio y de nadie más. Como dice el dicho “Pueblo chico, infierno grande”; sobre todo repudiado terriblemente por la manera de representar a la familia de Juan Carlos Etchepare, el galán de “Boquitas pintadas”. Hoy en la entrada a General Villegas encontramos un cartel enorme, el cual recibe al visitante con la cara de su ciudadano ilustre: Manuel Puig.

“Regreso a Coronel Vallejos”, el documental de Carlos Castro relata la relación amor/odio entre Puig con Villegas, y su transformación de traidor a orgullo local. Una mujer parapléjica, Patricia Bargero, dueña de un pasado doloroso y enigmático, cambia su perspectiva tras un accidente automovilístico. Ahí es cuando comienza a interesarse por la historia de Puig y será el hilo conductor que construirá un puente que hizo posible la reconciliación del escritor villano al ciudadano ilustre en su tierra natal.

El film toca tres puntos claves que se entrelazan: la biografía de Manuel Puig, la historia de General Villegas y la vida de Bargero, bautizada como “la viuda de Puig” por los habitantes del pueblo, generando un nexo que deriva en dicho título. Una crónica de carácter biográfico e histórico que tiene como base la fotografía, los planos fijos, además de incluir una única entrevista del escritor que jamás salió televisada. Un relato en off de Bargero une al contenido personal con la búsqueda de la reivindicación de Puig en Villegas.

El espejo que Puig había montado en los villeguenses era demasiado fuerte para la época, las miserias de un pueblo: los amores escondidos y los ojos que espían por la mirilla de la puerta. Sin embargo, los tiempos han pasado y ya no quedan resentimientos. Por otra parte, la conexión que encontró Patricia en su literatura es la misma que el escritor sentía a la hora de escribir, responder a una necesidad interna muy urgente dictada justamente por esa exigencia de aclarar un problema no resuelto.

“El pueblo era un western en el que había entrado, una película que había ido a ver por error. Yo, de chico, solamente respiraba dentro del cine”.

En resumen, el documental retrata la soledad, los prejuicios, el desprecio. Habla del efecto que produjeron las novelas “La traición de Rita Hayworth” y “Boquitas pintadas” en un pueblo muy conservador, haciendo sentir a los lugareños traicionados y expuestos. Asimismo, sobre la relación de Puig con su pueblo natal.