Regreso a Coronel Vallejos

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

EL TIPO ESE

“Viva Puig porque nos mantiene despiertos, y viva el arte porque nos mantiene vivos”, declara Patricia Bargero en plena sala del Gaumont minutos previos a la proyección de la película basada en sus textos y protagonizada por ella.

Se trata de un ensayo cinematográfico que trabaja tres puntos vinculados permanentemente: la biografía de Manuel Puig- el tipo ese le decían-, la historia de General Villegas y la vida de Bargero, bautizada “la viuda de Puig” por los habitantes del pueblo; un nexo cuya máxima expresión se evidencia en el título del filme de Carlos Castro, entendido no sólo como el pasaje entre literatura y vida cotidiana –ese fue el nombre que Puig le otorgó al pueblo en sus obras La traición de Rita Hayworth y Boquitas pintadas– sino también como homenaje a la figura del escritor y a su producción.

Regreso a Coronel Vallejos se constituye en diferentes formatos técnicos y narrativos que dan cuenta de cada eje o de su mezcla. La reconstrucción biográfica e histórica tiene como base la fotografía, los planos fijos, el ojo de pez y el blanco y negro, con la excepción de una única entrevista del escritor que jamás salió televisada.

La vida de Bargero está trabajada en primera persona tanto con voz directa como en off, en color y liga contenido personal con la búsqueda de la reivindicación de Puig en Villegas. Tal es el caso de la escena en la que junto a una amiga de Buenos Aires leen en una biblioteca artículos de la época que repudiaban Boquitas pintadas o cuando recorre el pueblo en su silla de ruedas.

Por último, las escenas en las que aparecen tres señoras, una de las cuales conoció a Puig, que actúan como una suerte de coro de las tragedias griegas mezclado con la comedia. Es decir, que contextualizan lo que se cree/creyó o dice/dijo en el pueblo mediante la visión de sus familias o de experiencias propias y, a la vez, le imprimen ciertos rasgos cómicos o burlescos, que varían el tono general del relato.

La frase de Bargero retumba en los oídos del público y se afianza en cada minuto del filme. El tipo ese vuelve a circular por su pueblo para quebrar el maleficio de aquellos que lo condenaron y convertirse en una figura de la conciencia cultural argentina.

Por Brenda Caletti
@117Brenn