Regreso a Coronel Vallejos

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Pueblo chico infierno grande, dicen unos. Mejor no hablar de ciertas cosas, dicen otros. Observar y oír a los vecinos en sus actitudes cotidianas fue la fuente principal de su inspiración. porque al célebre escritor Manuel Puig, que nació en la localidad de General Villegas, al noroeste de la provincia de Buenos Aires, su infancia lo marcó para siempre, y sus dos primeras nov, "La traición de Rita Hayworth" y "Boquitas pintadas", ambas escritas al finalizar la década del `60, refieren específicamente a su pueblo natal, aunque le cambió el nombre por el de Coronel Vallejos.

Aunque, como tantos otros, no fue profeta en su tierra, pero no por envidia de los vecinos, que vieron como trascendió internacionalmente, sino por revelar con hechos concretos y nombres reales situaciones no del todo agradables llevadas a cabo por los habitantes del lugar.

El documental de Carlos Castro devela esta particular historia sobre la vida y obra del escritor, algunos de cuyos libros incluso fueron llevados al cine.

Para llevar a cabo esta película encontró la inestimable colaboración de La Viuda (Patricia Bargero), que es cuadripléjica desde hace décadas, se maneja en una silla de ruedas a motor y es la bibliotecaria de General Villegas. Ella oficia de conductora del film ya que se especializó en estudiar a fondo, los escritos de Puig.

El relato recorre la biografía poco divulgada del literato. Basándose en entrevistas a personas que lo conocieron, reforzado por antiguas imágenes fílmicas del pueblo, otras con Puig hablando a cámara, además de algunas fotos y varios recortes de diarios. Todo sustentado y guiado por Bargero, quien con su voz y actitud calma, sumado a determinados momentos donde suena una suave melodía tocada en un piano, brindan una calidez especial.

El director, con un ritmo tranquilo va develando ciertas incógnitas, manteniendo siempre una uniformidad estética.

Se dice que el tiempo cura todo y también perdona. Las dudas quedan flotando en el aire, porque los chismes de pueblo, que incluyen historias ciertas o imaginadas por el escritor descriptas en sus dos primeras novelas, tuvo una dispar aceptación por parte de los ciudadanos. Quedando en sus manos, la decisión de reivindicarlo o no.