Rápidos y furiosos 5

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

En principio debería agradecer que esta producción cinematográfica no venga promocionada con la nueva vedette tecnológica de los audiovisuales, el 3D, cuestión que a mí particularmente me tiene bastante harto.

Pero honestamente y, a decir verdad, esta para nada inesperada quinta entrega desde la propuesta inicial, se nutre de gente joven linda, ellos musculosos, ellas con poca ropa, autos caros y rápidos, muchas persecuciones y demasiada velocidad, lo que la constituye en la mejor realización de la saga.

Claro esta que una película sea la mejor de una secuela no implica, ni por antonomasia en su acepción de paradigmático, ni en forma directa, que sea buena, sino solamente que sostiene de mejor manera los elementos del género que instaló.

Como siempre, todo esta a merced de procurar excusas para mostrar escenas de pura excitación visual, ya sea a merced de los personajes, de las alocadas carreras de autos, persecuciones de todo tipo, aviones, motos, lo que sea, hasta en un momento creí ver carrera de skaters, pero no llegaron a tanto.

Lo que si se repite en relación a las antecesoras es ese falso maniqueísmo con que están construidos los personajes principales. Son ladrones, inmorales, con códigos propios, pero que en el fondo son “Buenos Muchachos”, a ello debe agregarse ahora la nueva promoción turística de Hollywood, Brasil, específicamente Río de Janeiro.

En realidad, y sabiendo que las producciones más tontas traen aparejado las ideologías más retrógradas, no debería dejarse de lado en el análisis del filme algo en relación al discurso, sobre todo político, que intenta instalar.

Vayamos a la historia, pequeña por cierto. Como para aclarar a que me refiero, Dom Toretto (Vin Diesel) es encontrado culpable de los cargos que lo llevaron a juicio y sentenciado a reclusión perpetua. Entonces su querida hermanita Mia (Jordana Brewster) junto a su novio Brian (Paul Walker) planean y ejecutan con éxito la fuga de Dom, mientras éste es transportado a la cárcel, produciendo la primera escena de espectacularidad con accidente de transito incluido, donde un micro de gran envergadura sale volando por los aires al impactar contra un vehiculo deportivo coupe de dos puertas. Tal situación o nos mueve a risa y nos enganchamos con lo inverosímil de la propuesta, o estamos condenados a dos horas de sufrimiento y aburrimiento.

La secuencia siguiente, nuestros “héroes” van camino a Río de Janeiro, con la firme intención de ocultarse de la persecución del FBI Eligen una de las grandes favelas con ese propósito, pero, como debemos seguir viendo escenas de acción, no tardan mucho en ser descubiertos.

Mientras son perseguidos por el agente especial del FBI Luke Hobbs (Dwayne Johnson), quien nunca fracaso en una misión, ellos planifican darle un duro golpe al capomafia de Río, el más importante traficante de drogas, con grandes conexiones con la policía local donde los mafiosos guardan cien millones de dólares Esto justificaría la invasión de los yankees con el sólo fin de hacer justicia. ¿No le huele un poco feo todo esto?

Volviendo al filme, El agente del FBI va a necesitar ayuda de alguien que conozca el terreno, para ellos solicita los servicios de una novata, incorruptible e inteligente mujer policía brasilera, Elena (Elsa Pataky), esta bella actriz española es lo mejor del filme en cuanto actuación, conjuntamente con el nombrado Dwayne Johnson y el actor portugués Joaquim de Almeida personificando a Reyes, el rey del bajo mundo carioca.

Mientras tanto Brian y Dom van componiendo el equipo para el gran golpe. Convocan a todos sus amigos, co-protagonistas de las cuatro anteriores, y la producción toma ribetes guionisticos muy similares a otras tantos films, en especial a la saga de “Ocean Eleven” (2001) y, más específicamente, “La Estafa maestra” (2003).

Que quiere que le diga, cada vez que me enfrento a este tipo de engendros más añoro las escenas de persecuciones de “Bullit” (1968) y “Contacto en Francia” (1971) entre otras grandes realizaciones. Si bien el director Justin Lin supo ocultar los detalles de las escenas de acción como para darles más realismo y verosimilitud.

Sobre el final, y antes de los créditos, aparece una leyenda advirtiéndonos que las escenas de autos fueron realizadas en espacios controlados y por profesionales de la conducción e intimándonos a no tratar de reproducirlas nosotros.

Mi recomendación es que si tiene algo mejor para hacer, ni lo piense.