Rápidos y furiosos 6

Crítica de Martín Fraire - Mirar y ver

Sexta no es reversa

Bien sabido es que a mayor número de secuelas tenga una franquicia en Hollywood, más cerca se encuentra de su propia sentencia. Aún con reservas, la saga de Rápidos y furiosos puede ser una (pequeña, vamos) excepción a la regla.

Luego de levantar el listón a lo grande con una contundente quinta parte, el director taiwanés Justin Lin (a cargo desde el tercer capítulo) reúne al equipo completo y suma otros de relevancia para ofrecer un film cargado de testosterona, acción… e inverosímil.

Esta vez la excusa para hacer rugir los motores en distintos países del mundo (Inglaterra y España principalmente) es la aparición de una organización criminal que también opera sobre ruedas. Tras la pista de los maleantes va Hobbes (Dwayne Johnson) ahora ayudado por Toretto ( Vin Diesel) y su troupe, quienes descubren que Letty (Michelle Rodríguez), a quien creían muerta, no sólo está viva sino que integra el equipo rival.

Héroes con consciencia moral del lado de los malos no es una idea cómoda para el cine industrial, entonces los antes ladrones cambian de bando con la condición de una amnistía de dudosa justificación. Así, las habilidades y talentos de cada personaje responde ahora al mucho más ético planteo de, simplemente, atrapar a los malos para poder volver a casa.

Sea esta, sin embargo, la excusa para poder ofrecer una convincente cantidad de escenas de acción desarrolladas con gracia y solvencia. Lin usó toda la experiencia adquirida, ubicando siempre la cámara en el centro de la acción y evitando caer en la confusión, una triste costumbre en el género.

Puede que los 130 minutos de metraje resulten excesivos y que éstos sean más notorios cuando la película busque profundidad a través de sus personajes, pero lo cierto es que Rápidos y Furiosos 6 deja de lado su costado misógino (que lo tiene, aunque esté un poco más tapado por las explosiones) para ofrecer un trabajo con no pocas piruetas reales y todo tipo de vehículos destruyendo y siendo destrozados.

Ahora bien, que los mensajes sobre los valores y el cuidado de la familia por sobre todas las cosas son subrayados hasta el hartazgo ya no es una sorpresa. Tampoco lo es, sin embargo, que esta sexta entrega sepa dónde está parada y ofrezca lo que promete. Que la diversión devenida en pirotecnia y puños sean suficientes para pagar una entrada al cine, eso ya es harina de otro costal.