Rampage: Devastación

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Mirando el afiche y viendo quienes son sus protagonistas (un gorila, un lobo y un caimán, todos gigantes) se sabe perfectamente a que atenerse cuando se entra al cine. Lo que se espera es que al menos este bien realizada.

Esto es exactamente lo que sucede, siendo una sumatoria de varias películas y géneros, cine de acción, catástrofe, aventuras, ciencia ficción, con todos los clichés de las estéticas, y elementos de los que adscribe, puesto en el momento adecuado, el tiempo necesario.

Cumpliendo con los lemas del manual del buen guión cinematográfico, que se le entrega a cada director en la meca del cine para que no se vaya x ninguna tangente, ni se crean creativos, sólo directores técnicos.

En este caso funciona.

Basado en un videojuego de la década de 1980 esto termina por no tener injerencia ni importancia en la traslación al lenguaje cinematográfico y eso, se le debe reconocer, en este caso y por ser una producción hollywoodense, a sus productores. Pues entre agregados y cercenamientos el filme no hace anclaje en su origen, sino en sus personajes y en la historia casi minima, con mezcla de varias produccionrd, haciendo del mismo un gran juego.

Davis Okoye (Dwayne Johnson), es un experto en animales, empleado del Zoo de San Diego, quien prefiere pasar más tiempo con ellos que con los humanos. De hecho, su vínculo más sociable lo mantiene con George, un gorila albino extraordinariamente inteligente a quien ha cuidado desde que nació.

La acción de la cinta se detona a partir de un peligroso experimento genético que se desmadra, realizado en el espacio por una empresa cuyos directivos tienen menos escrúpulos que un cocodrilo (recuerden sus lágrimas). Pero, como debe suceder para que haya desarrollo narrativo, la caída del experimento, cual meteoritos en pedazos en la tierra, se produce en San Diego, California, claro.

Todo se sale de control provocando que George mute, en menos de doce horas, de ser un simio gentil en una criatura furiosa de proporciones monstruosas.

Para acabar de empeorar la situación se descubre que hay más animales con alteraciones similares. Mientras estos nuevos depredadores alfa destruyen todo lo que encuentran a su paso por Estados Unidos, Davis Okoye busca un antídoto ayudado por la Dra. Kate Caldwell (Naomi Harris), una ingeniera genetista ex empleada de la empresa, ahora caída en desgracia.

Todo esta listo para el despliegue de efectos especiales, de muy buena factura, con la previsibilidad del relato como tal y para que no queden dudas desde el discurso del protagonista, el héroe en éste caso, casi digamos es otro.

Algo hay en este tipo de producciones que uno no espera y siempre es bienvenido, que no se tomen en serio desde la producción. Esto claramente es lo que sucede con el titulo que nos ocupa.

Lo que queda demostrado en los guiños a la platea adulta en ese personaje, lo que nadie espera que haga lo que hace a favor de ese héroe inesperado, y principalmente en la presentación y desarrollo de la pareja de antagonistas, hermanos ellos, Claire y Brett Wyden (Malin Akerman y Jake Lacy, respectivamente), desalmado uno, imbecil el otro, ambos una caricatura perfecta de sus propios personajes. Poco importa si existen algunas incoherencias, si personajes desaparecen porque si, o si lo inverosímil se hace presente a cuadro de por medio. Destrucción total de por medio, o casi,

Uno podría citar a Víctor Heredia cuando canta

”Paso a detallar a continuación

El sucinto informe que usted. demando,

Duele a mi persona tener que expresar

Que aquí no ha quedado casi nada en pie,

Más no desespere le quiero aclarar

Que aunque el daño es grave

Bien pudiera ser que podamos salvar”….

Pero creo que esta hablando de otro tema, y otras bestias. Desde lo meramente cinematográfico, en realidad dura lo que tiene que durar, bien realizado, tiene cierto tipo de humor y no pretende nada más, y eso gratifica.