Prometeo

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"El Messi de la ciencia ficción"

No quiero caer nuevamente en un terreno habitual para mi que es elogiar la carrera del director Ridley Scott. De forma muy resumida, eso si, quiero asentar que este es el único de mis directores favoritos que jamás me desilusionó con sus trabajos, pese a ofrecer a veces propuestas muy superiores en relación con otras de su filmografia. Mucho tiene que ver en esto, claro, el hecho de que es un director que trabajo en casi todos los géneros existentes.

Dentro de ese grupo privilegiado de films están “Alien” (1979), “Blade Runner” (1982) y “La Caída del Halcón Negro” (2001), a las que considero pilares indispensables dentro de sus respectivos géneros y de más esta decir que las recomiendo fervientemente a aquellos que todavía no las hayan visto.

En “Prometeo” Scott vuelve al género que él mismo redefinió con sus primeros trabajos: la ciencia ficción. Y aunque muchos piensen que ahí hay frase armada, cliché u lugar común, la realidad no hace más que golpearnos la cara y nos demuestra realmente que esto es así. “Alien” no solo es un hito en la ciencia ficción, sino que además re elaboró el concepto del terror hacia lo desconocido de forma avanzada y casi definitiva. Y no solo por ese extraño xenomorfo que acechaba a la tripulación del Nostromo, sino también por los descubrimientos que el espectador realizaba junto con los personajes del film en un infinito espacio, donde además se respiraba una atmósfera tan tensa y violenta como impredecible.

Todo en ese film ya clásico nos adentraba en un futuro tan vacío y oscuro como el espacio mismo en donde transcurría la historia, integrándonos a un circulo vicioso en donde el terror tomaba cualquier forma y la sorpresa iba desde encontrarnos con inmensos cadáveres de seres extraterrestres hasta enterarnos de que uno de los tripulantes del viaje es un particular androide.

Que decir de “Blade Runner”, película en la que se nos presenta un futuro apocalíptico y tenebroso, sin la necesidad de contar con monstruos babosos ni sangre ácida. Con un guión firmado por Hampton Fancher y David Peoples, basado en un cuento corto de Philip K. Dick y con la cámara de Scott que le sigue los pasos de cerca a nuestros protagonistas (un grupo de androides llamados replicantes y un policía encargado de asesinarlos) “Blade Runner” es el retrato de las consecuencias que trae la ambición humana que busca constantemente obtener respuestas a preguntas existenciales.

Un clásico de clásicos (incluso para mi, más trascendente que “Alien”) que inmortalizó la escena en donde uno de nuestros protagonistas reflexiona sobre su existencia y ofrece una de las frases más memorables del cine moderno: “Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lagrimas en la lluvia”.

Si hay algo en lo que “Prometeo” no decepciona es el hecho de que encaja, no solo de forma perfecta dentro del universo de “Alien” que tanto extrañamos y adoramos, sino también dentro de esa concepción, dentro de esa visión del género que tienen los grandes responsables de haberle dado la trascendencia que hoy lo caracteriza.

La ciencia ficción es por lejos uno de los mejores géneros del cine por que no solo permite liberar la imaginación de todos aquellos que participan en ella (realizadores y en gran medida espectadores) sino por que además permite también reflexionar y cuestionar sobre cuestiones que se mantienen (y se presupone que se mantendrán) presentes por un largo tiempo, como ser la vida, la muerte, la creación del universo y el por qué de nuestras existencias.

En este sentido, “Prometeo” puede incluso ser un arma de doble filo, por que si las expectativas pasan solo por encontrar relaciones o guiños hacia “Alien” (1979), o cualquiera de sus secuelas, el resultado no va a ser tan placentero como lo esperábamos.

Si bien queda clarisimo de que estamos frente a una precuela lejana de aquel mítico film (la escena final es exclusivamente para la platea), es muy interesante el enfoque que le dieron al film los responsables, ya que este adquiere la magnitud necesaria para independizarse y desprenderse de aquella historia y ofrecer algo en pequeñas medidas original.

Y digo pequeñas medidas originales no por desprestigiar al ultimo trabajo de Scott, sino que al contrario para hablar bien del mismo ya que “Prometeo” se acerca bastante a clásicos como “2001: Odisea en el Espacio” (1968), “2010: El año que hicimos contacto” (1984) y “Blade Runner” (1982).

Eso en gran parte se debe a que uno de los personajes centrales del film es el androide interpretado por Michael Fassbender quien recuerda en igual medida al Hal 9000 del clásico de Kubrick y al replicante Roy Blatty interpretado por Rutger Hauer, no solo por sus planteamientos existenciales que dan pie a la reflexión sino también por una mitad siniestra que le pone pimienta a gran parte de la película.

En lo personal, incluso, me parece que también es una especie de guiño a la excelente “Inteligencia Artificial” (2001) no solo por que comparte el nombre con el protagonista de aquella película dirigida por Spielberg (y soñada por Kubrick) sino también por la búsqueda que realizan ambos robots. Sin spoilear nada (de ninguno de los dos films) la búsqueda de respuestas que realizan estos personajes es casi idéntica y tiene además los mismos justificativos.

“Prometeo” funciona cuando juega con temas tales como el origen de la vida en la tierra por la intervención de extraterrestres, cuando nuestros protagonistas se preguntan que hay más allá de la muerte y cuando la ambición de los mismos los lleva a realizar lo impensable.

Por eso, cuando la historia le sigue los pasos a David (Fassbender) y Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) adquiere un ritmo distinto que cuando se concentra en el resto de los personajes que, además de ser secundarios, están mal desarrollados.

El caso más llamativo de esto es el de Charlize Theron, cuyo personaje es casi insignificante pese a que quisieron darle peso argumentativo a través de un par de ideas carentes de sentido. Algo parecido pasa con el piloto de la nave, interpretado por el correcto Idris Elba, que termina siendo el pie cómico lo cual ya habla un poco mal del film, ya que desperdician talento de un gran actor.

De todas formas, Scott suele acostumbrar a llenar sus películas de caras conocidas en pequeños papeles, por lo que tampoco estamos frente a un caso excepcional, pero si ante uno bastante llamativo.

Lo mismo también tengo para decir de otra extraña característica del realizador ingles que aquí también dice presente: Scott afirmó a la prensa que cuando “Prometeo” se edite en formatos caseros se incluirán más de 20 minutos de metraje que quedaron afuera.

¿Por qué? ¿Con qué necesidad?. Desde que ofreció las impresionantes versiones caseras de “Gladiador” (2000) y “La Caída del Halcón Negro” (2001) Scott se volvió un enfermo de los director’s cut al punto tal que “Blade Runner” (1968) incluso tiene 4 versiones distintas. Una locura. Vaya a saber uno los verdaderos motivos. Lo que si es evidente, es que por momentos el film parece estar bastante recortado y eso da la sensación de que todavía queda algo por ver.

En cuanto al apartado técnico, el film es impecable. Desde los primeros minutos con unos magníficos planos de unas montañas el 3-D dice presente de la mejor forma y a medida que avanza el film va tomando cada vez más protagonismo. Obviamente, cuando ya paso más de media hora del metraje uno deja de darle bola a este aspecto y se concentra en otras cosas, pero sin embargo, Scott se las ingenia para recordarnos que estamos frente a una película que utiliza el sistema tridimensional en todas sus vertientes.

Sí, Scott también tira algunas cositas al espectador. Para variar. Sin dar más detalles.

Los efectos especiales están a la altura de las circunstancias y combinan en medida perfecta el CGI con lo artesanal (aunque con un presupuesto como este poco tiene de lo ultimo) ofreciedo un trabajo magnifico e impactante.

Los últimos 45 minutos del film son un despilfarro visual absoluto en todas sus medidas, concluyendo con una escena tan grandilocuente y explosiva como nos tienen acostumbrado otra clase de directores un poco más pochocleros que Scott.

Para ir cerrando, estamos frente a una película que aprovecha el fanatismo y el universo del mundo “Alien” para crear una historia que se relaciona de forma directa con aquella película, pero que a su vez también se desprende de lo previsible para ofrecer una interesante propuesta que encaja perfecto en el género de la ciencia ficción.

Como ya lo dije anteriormente, Ridley Scott llegó a un punto en su carrera en el que difícilmente le podamos pedir algo más después de todo lo que nos dio. Si tenemos que trazar un paralelismo, hoy Scott es el Messi del cine: solo le falta ganar el titulo más importante para coronarse rey del mundo.

Ver “Prometeo” hoy es el equivalente de ver a la pulga jugar con la camiseta del Barcelona, en el Camp Nou. Es así. Están en su mejor momento.

Muchos estarán de acuerdo, muchos no. Pero para mi, Scott es de esos directores que pagan una entrada de cine sin importar demasiado que es lo que tiene para ofrecer. En este caso, ni más ni menos, es una peli de ciencia ficción. ¿Que más podes pedir?.