Preciosa

Crítica de Marcelo Milman - Esa otra realidad

Avanti morocha

Precious abandona el edificio de asistencia social, para no volver. Atraviesa la puerta con su hijo menor, Abdul, en los brazos, y su hija con síndrome de down de la mano. Todos tienen mucho abrigo, porque es una tarde fría en Harlem, una de tantas en ese invierno que tardó tanto en terminar. La camperita rosada, la bufanda blanca y negra, el pullover naranja.

Bajan de uno en uno los escalones, y en cada uno Precious pisa y deja atrás la patología y la mediocridad de sus padres, el incesto, el desamor, la violencia, el abuso, el analfabetismo y los complejos con su cuerpo.

Su hija grita aquí y allá, el rostro de Precious brilla iluminado por un sol cada vez menos tenue, la cámara pierde velocidad... it took a long time... la música gana presencia... acomoda a Abdul haciéndole upa, mira que su hija esté bien, el viento juega con su pelo negro y áspero, y caminando hacia el futuro entre la gente esboza una sutil y avasallante sonrisa.

Basada en la primera novela ("Push", 1996) de la poetisa afroamericana Sapphire, la película cuenta con actuaciones remarcables: Mo'Nique (premio Oscar 2010 Mejor actriz de reparto), Gabourey Sidibe (Precious), Paula Patton como la luminosa Ms. Rain, y una inesperada y profunda Mariah Carey, que interpreta a una asistente social cuyo trabajo consiste en escuchar algunas de las historias más duras de New York. Lenny Kravitz tiene su lugar en el filme como el enfermero que asiste a Precious en su segundo parto.

El recurso

A lo largo de toda la película, en los momentos más traumáticos, Precious evade completamente la realidad y se imagina a sí misma atravesando una alfombra roja (acosada por flashes), en un videoclip o en un coro gospel. Cuando el director emplea éste recurso la fotografía cambia por completo, y pasa de los grises o tonos oscuros a un colorido empalagoso.

Una frase textual

"Tuve mi primer bebe en el suelo de la cocina, con mi madre dándome patadas..." (Precious)