Por amor al arte

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Bernardo Arias acaba de cumplir 90 años. Aunque no lo parece. Es vital, locuaz, divertido, no precisa usar audífonos ni anteojos. Él tiene un pasado de asistente de dirección de afamados directores de cine y también se animó a dirigir en tres ocasiones. Ahora tiene un deseo que lo viene planificando desde hace mucho tiempo. Sería una suerte de última voluntad, dejar un legado para la posteridad. Es la de realizar una película que pueda explicar lo que es el arte. Menudo objetivo se propuso, porque el tema elegido tiene una infinidad de aristas para abordar. Tuvo suerte Bernardo porque se cruzó en su camino el documentalista Marcelo Goyeneche, que le propuso colaborar en su proyecto y él hacer un documental sobre la filmación del sueño del anciano.

Para encarar la producción de esta idea cuentan con la ayuda del artista plástico y escultor Antonio Pujia, quién no sólo da su opinión de lo que es el arte sino que también se lo ve trabajando y dando charlas en su estudio.

El documental transita los lugares comunes de filmar a los entrevistados en sus ámbitos más cómodos y familiares, como es la casa del protagonista o siguiéndolo al taller de Pujia. Para acompañar la historia, el mismo director se coloca frente a cámara y, además, una voz en off actúa como hilo conductor.

Para completarlo estéticamente, durante las transiciones, en donde no hablan a cámara sino que se los ve trabajando, suena una potente música instrumental. También, para contar sucesos de hace mucho tiempo, el director reafirma los datos exhibiendo archivos fílmicos de noticieros, escenas de largometrajes o ficcionando una parte de la infancia del escultor. Además, Bernardo ofrece a cámara sus más preciados tesoros, que son las fotos de los distintos backstages de las películas en las que él trabajó.

El relato sufre a lo largo de su narración ciertas disparidades en cuanto a su rigor conceptual. Tal vez sea por el hecho de haberla filmado durante tres años, y de contar con varias horas de material. Pero hay momentos uniformes, cálidos, cinematográficamente viables, con otros que se asemejan más a un contenido televisivo.

La búsqueda de la respuesta correcta sobre qué es el arte no tiene fin. Sólo se pueden permitir ciertas reflexiones como que no importa tanto ser técnicamente perfecto, sino que, lo fundamental, es la manera en que el artista pueda expresarse a través de su obra. Si logra atraer y sensibilizar a la persona que la esté observando tiene el talento suficiente como para sobresalir.