Poder que mata

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

EL IMPACTO DE LA SOCIEDAD

Cinta política que se sostiene con firmeza y calidad gracias a un guión bien elaborado, que se da el permiso de jugar con las imágenes documentadas de diferentes discursos reales de las autoridades Norteamericanas; y a las actuaciones, por parte de los dos protagonistas, que intensifican el relato y lo convierten en una historia muy interesante y atrapante.
La historia se basa en contar la crisis política luego del atentado del 11 de septiembre del 2001, centralizándose en la paranoia de las autoridades estadounidenses por la posible construcción de una bomba atómica de la mano de Sadam Husein, y la historia de una agente de la CIA que va a quedar en el medio de un inconveniente público, luego de descubrir una verdad que muchos quieren esconder.
Esta película, desde el comienzo, empieza a relatar la historia de una manera muy particular, mimetizando estilos muy parecidos a los del documental, pero siempre dejando en claro que lo que se ve es una representación parcial y subjetiva de la realidad. Es así como, desde pasada la primera escena, se inicia un montaje muy bien logrado con imágenes reales que funcionan perfectamente como principal eje espacial y temporal para que el relato se entienda y se intensifique. Esas situaciones en las que los personajes están mirando la televisión, escuchando los discursos de Bush o de algún ministro o representante, que son bastantes, son algunas de las que logran crear un realismo atrapante durante todo el transcurso de la narración.
Por lo tanto, esta propuesta triunfa, en especial, por dos cuestiones que se destacan en todo momento: el guión nunca pierde interés y, si bien cae en algunos lugares comunes del género, como la victimización, mantiene un nivel de dramatismo y de inteligencia muy prometedor. Las pequeñas vueltas de tuerca que se van dando y esos momentos de emoción, son muy intensos y están muy bien logrados visualmente. A su vez, se plantean y se desarrollan algunas temáticas que van creando un super-objetivo difícil de descifrar, pero útil, principalmente en cada momento en el que el personaje de Sean Penn (Joseph Wilson), se enfrenta a la sociedad (escena en el bar, una de las mejores de la película).
Por otro lado, las actuaciones hacen de esta película una experiencia muy intensa. Naomi Watts mimetiza mucho realismo, sentimiento, culpa y dolor en su rostro. Ese cambio que hace al final se siente y se transmite con originalidad, mostrando los suficientes matices actorales como para ser recordado luego de finalizada la función. Sean Penn se destaca en cada una de las escenas en las que está junto a su esposa y defiende sus principios. Ambos expresan talento y calidad interpretativa.
El montaje es muy rápido, hay muchas escenas que están formadas por innumerables planos, lo que le brinda una velocidad muy rápida que impide disfrutar y entender a la perfección el relato en muchas oportunidades, pero que muestra, llegando al final, los sentimientos escondidos de los personajes y funciona como principal exponente de la crítica política que aquí se expone. La fotografía es muy adecuada, mientras que la música acompaña muy bien el desarrollo de la narración.
"Fair Game" es una película que tiene una mezcla bien lograda entre el cine político, el drama y la ficción. Una cinta con excelentes actuaciones protagónicas, con una crítica que vale la pena escuchar y con un montaje que le da sentido y ritmo al desarrollo de la historia (el discurso final es uno de los ejemplos más claros del muy bien logrado trabajo de edición). Un film para pensar y, aunque no entra en terrenos que no se hayan visto anteriormente en el cine, está llevado adelante con originalidad y de manera muy interesante.

UNA ESCENA A DESTACAR: escena en el bar y el final (la actuación de Watts en ese momento es impecable).