Pixeles

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Píxeles: al rescate de los ochenta

Hace muchos años (tantos que parecen siglos), los niños y adolescentes se juntaban es lugares conocidos como "los videos" o "los fichines". Allí había consolas de juegos y flippers en donde los púberes gastaban horas y horas jugando. En cada ciudad de nuestro país había un lugar así, y hasta se convirtieron en un clásico de las vacaciones de verano que hasta el día de hoy se pueden encontrar.

El auge de los fichines habrá durado dos décadas hasta que cedió su lugar a los "ciber" y las PC hogareñas, y más tarde estas tendencias le cedieron su lugar a las consolas familiares. Así, un ritual que tenía su encanto se perdió en la comodidad y soledad del hogar.

Dentro del legado que nos dejó existen videojuegos que hoy se recuerdan con cariño: Tetris, Galaga, Centipede, Arkanoid, Frogger, Donkey Kohng y el inefable Pac-Man, entre otros.

Todos ellos son rescatados del tiempo -y algunos del olvido- por la nueva comedia de Adam Sandler: Pixeles (Pixels, 2015).

Es el año 1982, pleno auge de los videojuegos. La NASA lanza al espacio una cápsula del tiempo con imágenes, música y objetos que muestren la cultura y la existencia de inteligencia en nuestro planeta. Entre todo lo que envían se encuentran los novedosos y revolucionarios juegos de arcade. La cápsula hace contacto con vida extraterrestre, el problema es que el mensaje es malinterpretado y tres décadas más tarde los alienígenas se hacen presentes para invadir el planeta usando tropas de asalto modeladas al estilo de esos antiguos videojuegos. El Presidente Cooper (Kevin James) decide que lo mejor que puede hacer es reunir a los campeones de esos juegos de la década del ochenta para enfrentar la amenaza: su mejor amigo Sam Brenner (Adam Sandler), el "niño maravilla" Ludlow Lamonsoff (Josh Gad) y Eddie "Lanzallamas" Plant (Peter Dinklage). A ellos se les sumará la bella teniente coronel Violet Van Patten (Michelle Monaghan), que les proveerá armas especiales para combatir. Este grupo deberá reflotar sus obsoletas e inútiles -hasta ahora- habilidades como jugadores para poder salvar al mundo.

La idea de este film nace del corto homónimo del año 2010 dirigido por el francés Patrick Jean en el que la ciudad de Nueva York es atacada por los personajes más famosos de los videojuegos de 8-bits (pueden buscarlo en YouTube y verlo en HD). No cabe ninguna duda de que causa cierto impacto -para todo aquel que vivió esa época- ver a aquellos inolvidables videojuegos cobrando vida en pantalla grande y en tres dimensiones. Los efectos especiales están muy bien logrados, así como también los visuales que logran situar al espectador en el medio del "campo de batalla". Mucho de esto es gracias al trabajo del director Chris Columbus, un experto en esta materia. Como toda comedia en la que Adam Sandler produce, no faltan los buenos chistes y un elenco de actores que saben desenvolverse muy bien a su lado. Como toda comedia en la que Adam Sandler actúa, el film se va desinflando y por momentos se vuelve aburrida, predecible y bastante inocente. Se entiende que es un largometraje destinado a los más pequeños, pero también los querubines van a entender poco y nada de lo que significa(ba) Pac-Man o Donkey Kong. Y es porque el punto está puesto para los nostálgicos de los años ochenta. La película en sí entretiene y les va a sacar más de una sonrisa a los niños. Seguramente a los grandes les sacará algunas más.

En estas vacaciones de invierno pueden apostar una ficha por este film. No van a perder ninguna vida y, quién dice, tal vez sus hijos la adoren y logren un obtener un "high score" en sus corazones.