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Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Enemigos íntimos

Eliezer y Uriel son rivales, eternos enemigos pero existe un lazo familiar que los une. Eliezer y Uriel son padre e hijo. El progenitor ha pasado toda su vida dedicado a la investigación y nuevos descubrimientos e interpretaciones del Talmud, mientras que el sucesor se sirve de esos logros para profundizarse en temas más concretos. El mayor es un ser ermitaño, gris opaco, de poco diálogo y malhumorado, en tanto su descendiente, disfruta del reconocimiento. Si hay algo que Eliezer y Uriel comparten es que durante toda la película no pueden relajar el entrecejo.

La mirada está puesta en el personaje Eliezer. En ocasiones, vemos y oímos lo mismo que él. En reiteradas escenas utiliza, para poder concentrarse, unos auriculares-protectores para aislar el ruido (en una casa donde solo vive él con su esposa).

Este metraje se llevó el premio, el año pasado en el Festival de Cannes, como Mejor Guión y fue candidata este año como película extranjera en los Oscar representando a Israel. Lo que propone el director Joseph Cedar es una disputa intelectual en clave de tragicomedia que roza el absurdo, intercalando con escenas a modo de entrevistas.