Pibe chorro

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Apenas un delincuente

Con argumentos sólidos, discute contra el discurso que reclama mano dura ante la “inseguridad”.

El nombre de Andrea Testa se hizo conocido por haber dirigido, junto a Francisco Márquez, La larga noche de Francisco Sanctis, elegida mejor película de la Competencia Internacional del último Bafici y seleccionada para participar en la sección Un certain regard del pasado Festival de Cannes. Ese fue su primer largometraje de ficción, pero antes había dirigido el documental Pibe chorro, que se propone reflexionar sobre la construcción social de los delincuentes.

La película discute con el discurso sobre la “inseguridad” instalado desde los medios de comunicación, que en general incluye pedidos de mano dura y represión. Y que rara vez señala a la desigualdad y a la falta de oportunidades como el caldo de cultivo de los delitos. Por eso, de entrada se muestran testimonios de gente con la cara borrosa -un recurso para mostrar que cualquiera podría opinar de esa manera- reproduciendo el discurso dominante. Y, a continuación, se pone la lupa sobre la maquinaria que produce a los delincuentes.

Todo gira alrededor de dos ejes. Por un lado, la crítica al sistema penal, a través del testimonio de profesionales que, tanto por el relato de sus experiencias como por su formación teórica, dejan claro que la cárcel y los reformatorios sólo sirven para estigmatizar y dañar a los internos, y “fabricar” criminales. Por otro, la humanización de los denominados “pibes chorros”, mediante el contacto directo con esos sujetos tan temidos -que, en definitiva, no son más que jóvenes de barrios carenciados- y el relato de una dirigente social villera de la historia de vida de uno de ellos.

El documental cumple su objetivo en tanto y en cuanto nos introduce en un mundo tan rechazado como desconocido, y logra transmitir claramente su punto de vista. Pero sus buenas intenciones desbordan el rigor formal y el resultado es algo caótico; se abren demasiados temas que no terminan de profundizarse y viene a la mente aquello del que mucho abarca y poco aprieta.