Persecución al límite

Crítica de Alejandro Turdó - A Sala Llena

La chica, los autos, los tiros y los malos

Algunas producciones no soportan la tentación de filmar en ciertas pintorescas ciudades europeas el próximo opus de acción y suspenso de mediano presupuesto. Aunque no siempre queda del todo claro si tal entusiasmo se debe a cuestiones escénicas o meramente presupuestarias. Persecución al Límite (Collide, 2016) da todos los signos de caer dentro de la segunda categoría, por desgracia.

Nicholas Hoult –Un Gran Chico (About a Boy, 2002), Mi Novio es un Zombie (Warm Bodies, 2015), la saga X-Men)- interpreta a Casey Stein, un joven norteamericano que vive del rebusque ilegal en Colonia, Alemania. Al conocer a Juliette (Felicity Jones) decide dejarlo todo y buscarse una ocupación más digna. Por supuesto cuando un grave contratiempo azota, decide anotarse de lado turbio una vez más para pegar un “último golpe” y salir de sus problemas. Cuestión que no hará otra cosa que ponerlo en peligro a él y a su interés romántico apenas los planes se truncan y es perseguido por un empresario corrupto (Anthony Hopkins) y sus secuaces.

El thriller del director Eran Creevy intenta elevarse a la altura de un Jason Bourne, un Transportador o tal vez una Gran Estafa, pero apenas le da el piné para sacarle algo de ventaja a las producciones más bizarras de Steven Seagal en su época actual de directo a DVD rodada en Europa del Este. La historia clase B desperdicia un reparto clase A en una narración que se desarrolla a los tumbos y desafía incluso su propia lógica interna.

Anthony Hopkins interpreta al villano Hagen Kahl en piloto automático, entregando líneas de diálogo trilladas y vacías de energía. Sir Ben Kingley (no olvidemos su título nobiliario) hace lo que puede con tal vez el personaje más colorido de todos, una mezcla de su Mandarín de Iron Man 3 (2013) con un bandido de poca monta. Justamente el personaje de Kingsley, llamado Geran, todo el tiempo bromea con el parecido entre Stein y el mítico Burt Reynolds en su época gloriosa de los setentas, evidenciando, de manera involuntaria, el poco carisma de Hoult al momento de interpretar a lo que suponemos es un héroe/anti-héroe de acción. Más probablemente un craso error de casting que deficiencia interpretativa del bueno de Nicholas.

Como película de acción y suspenso hecha y derecha, Persecución al Límite hubiese salido mejor parada. Pero una estructura narrativa que caprichosamente evita la linealidad sin motivo aparente y luego intenta meter una vuelta de tuerca para parecer “inteligente” cuando todo el interés del espectador abandonó la sala, la convierten en un film que nunca está a la altura de sus objetivos iniciales. Lo único que quedará en nuestras retinas es una excusa para hacer una olvidable película de corridas, escapes en auto, tiros y secuaces caucásicos europeos portadores de barbas hipsters.