Percy Jackson y el ladrón del rayo

Crítica de Sandra Romero - EscribiendoCine

Mitología griega y superhéroes involuntarios

Percy Jackson y el ladrón del rayo (Percy Jackson & the Olympians: The Lightning Thies, 2010) pretende dar comienzo a otra saga de historias juveniles de magos y hechiceras, que no agrega nada al género, incluso, desentonando por sus baches narrativos. Los mandatos familiares y los destinos impuestos, son apenas los temas adolescentes que se inmiscuyen en el relato.

Percy Jackson es otro niño con dislexia y falta de atención de sus padres, que asiste a una escuela estatal. Vive con su madre y su padrastro. Pero su verdadero padre es el Dios griego Poseidón. Zeus, Dios del rayo, enojado porque le robaron su rayo, le reclama a Poseidón, Dios del mar, que su hijo es el ladrón de su rayo y que desatará una guerra en el ocaso del verano si Percy no lo devuelve.

Hasta aquí una historia heroica entre dioses y humanos. El real trasfondo es el mandato familiar y el destino impuesto a Percy por su padre Poseidón. Él ya es un superhéroe pero lo que realmente quiere es ser lo que nunca pudo, uno más. En esta historia también está Anabeth hija de Atenea y Lucke hijo de Ares, dos superhéroes hijos de sus padres guerreros, luchadores que aceptan el mandato familiar y viven en el campo de batalla construido por sus padres.

Formalmente tiene el mismo estilo fantástico de Harry Potter que respalda la narración mitológica utilizando el camino del héroe como meta. Pero será un destino plagado de efectos especiales -por supuesto- en escenarios creados por computadora en los que se desarrollarán efectivas persecuciones.

Y ésto no es casualidad ya que el director de Percy Jackson y el ladrón del rayo es nada menos que Chris Columbus, responsable de las dos primeras entregas de Harry Potter. Director que en los años '90 brilló con los exitazos Mi pobre angelito (Home alone, 1990), Mi pobre angelito 2 (Home alone 2: Lost in New York, 1992) y Papá por siempre (Mrs. Doubtfire, 1993).

Lo más ingenioso quizás sea la aparición de Uma Thurman como Medusa con cabello de serpiente y ojos que petrifican. El ingenio estuvo en la caracterización de Las Vegas como “el lugar que te engaña para que no lo abandones nunca” con flores de loto que drogaban a los jóvenes.

Claro está que de las primeras entregas de las series fantásticas, llámase Harry Potter, El Señor de los Anillos o Las Crónicas de Narnia, Percy Jackson es la menos lograda, sin conseguir el vuelo artístico, el despliegue visual ni el carisma en sus personajes, necesarios para obtener –al menos- un entretenimiento eficaz.