Pequeña gran vida

Crítica de Fausto Nicolás Balbi - CineramaPlus+

El comienzo de Pequeña gran vida es intrigante. Un científico noruego consigue achicar a una rata y luego seguirá el curso con seres humanos. La idea es buscar la solución a un mundo superpoblado que tiende a extinguirse, y con personas de solo 12 centímetros, por su puesto, se consumirán menos recursos naturales.

Más tarde el filme contará la historia de Paul Safranek (Matt Damon) y su mujer Audrey (Kristen Wiig). Ellos llevan algún tiempo casados, no tienen hijos y las hipotecas son un peso que no les permite poder establecerse con todas las comodidades que siempre desearon. En ese hipotético presente ya existe la posibilidad de reducirse y vivir de forma cómoda y segura. Y al conocer a gente que ya lo hizo, esta aparece como una gran opción. Así, ellos toman la decisión de liquidar sus bienes, juntar todo el efectivo posible e irse a vivir como millonarios de 12 centímetros.

A pesar de que la vida en miniatura no resulta lo idílica que esperaba, Paul tendrá la posibilidad de conocer a Ngoc Lan Tran, una disidente vietnamita minimizada contra su voluntad por el gobierno de su país, y a otros personajes que le permitirán al protagonista ampliar su cosmovisión. El director de Nebraska construye aquí un relato desparejo. Pequeña gran vida no termina de encontrar ritmo y la película se torna morosa y extensa.

A pesar de esto, la misma no está exenta de virtudes: en el primer segmento Alexander Payne acierta al expresar su crítica sobre el American way of life, mientras que en la segunda mitad es muy interesante como logra volcar una mirada humanista y global.

Estos logros no alcanzan para terminar de redondear una buena película, principalmente porque en sus constantes virajes temáticos (película sobre un matrimonio joven promedio, la aventura de vivir miniaturizado, fábula ecológica sobre el final de la vida en la tierra) el relato nunca logra establecerse y funcionar naturalmente. Así Pequeña gran vida termina siendo una pequeña gran decepción, lejos del nivel habitual de su realizador.

Por Fausto Nicolás Balbi
@FaustoNB