Paraíso: Amor

Crítica de Juan P. Pugliese - CineFreaks

Sin dinero no hay paraíso

Paraíso Amor es la primera parte de la trilogía en la que el director austríaco Ulrich Seidl vuelve a desplegar su particular estilo para poner el foco en el turismo sexual y en la búsqueda de la felicidad a través de la satisfacción de los deseos más básicos.

En su país, Teresa es una mujer de mediana edad que pasa sus días como encargada en un parque de diversiones. Luego de dejar a su hija y a su gato bajo el cuidado de su hermana se dirige a Kenia, en donde se encontrará con un grupo de mujeres cuyo único objetivo es el de tener sexo con los lugareños.

Allí Teresa formará parte del selecto grupo que los keniatas denominan “sugarmamas”: mujeres blancas con un poder adquisitivo mayor que el de ellos y que están dispuestas a pagarles no sólo para satisfacer sus impulsos sexuales, sino para sentirse amadas aunque sea por un momento.

Seidl hace un retrato de la sociedad africana en la que la miseria y la enfermedad es lo habitual y la prostitución es una forma válida para tratar de sortear estos obstáculos. Esta miseria contrasta con la espectacularidad de los paisajes naturales y con la opulencia que manifiestan los visitantes, quienes no tienen tapujos en demostrar el supuesto poder que les otorga su moneda.

De esta manera, los africanos serán objeto de burla y se los retratará como meros productos que están hechos para satisfacer necesidades básicas. El problema surgirá cuando la protagonista busque algo más que eso y descubra que de a poco se irá convirtiendo en un engranaje más de una maquinaria perversa.

El director, que cuenta con varios documentales en su haber, elige filmar con planos fijos en interiores para tomar un punto de vista neutro y no juzgar las acciones que van sucediendo frente a cámara: sólo se encarga de mostrar y será el espectador el que deba juzgar. Esto contrasta con las escenas en exteriores, donde la cámara persigue a la protagonista en su frenética búsqueda y deja que sus sentimientos emerjan y la frustración se haga presente.

Tomada por separado y no como parte de una trilogía, Paraíso Amor es una obra de ficción que refleja una realidad que ocurre y se hace palpable pero el director elige tomar distancia de un hecho grave y no tomar parte. El film no entrega nada nuevo, se presenta como un falso documental que no arriesga nada y sólo deja la enseñanza de algo que ya sabemos: el dinero no puede comprar amor.