Otro corazón

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Esta producción argentina esta promovido por el INCUCAI, por lo cual realizar esta crítica me parte el hígado.

Ya hecha la aclaración, empecemos por dar justificativo a lo dicho.

A medida que se desarrolla la narración, esto ya dado desde los primeros fotogramas, todo parece ser una gran telenovela de la tarde y demasiado berreta, melodramática al extremo, con un sinfín de historias entrecruzadas por los mismos personajes, Sólo falta que alguien diga “ese en realidad no es tu padre, es tu hermano” para tener cartón lleno.

Pero eso no es lo peor. Lo odioso esta dado porque a esta altura de los acontecimientos es creer que incluir como medio narrativo una notebook o un celular, o que los personajes se comuniquen por Skype, es actualizar el lenguaje cinematográfico.

Ni hablar de la cantidad de tramas y subtramas que se van desplegando a los largo de todo el relato, con la mayoría de ellas que no cierran, o cierran de forma demasiado forzada.

Uno termina creyendo que toda esta construcción de pequeñas historias sólo está en función de darle cabida o justificación a la presencia de muchos y muy buenos actores que con sus actuaciones resulta, a la postre, lo mejor de esta producción, lo que termina por generar una sensación de mentira y/o engaño muy similar a la que lo sucede con la utilización de esos avances tecnológicos citados anteriormente (celulares, notebook, etc).

Lo mismo es lo que se cierne sobre el diseño de la banda de sonido, con la música incidental tilizada en el orden de la empatia en relación a las imágenes, y las canciones que hasta se podría decir que son bellas y muy bien interpretadas por Patricia Sosa, Elena Roger y Marta Mediavilla. Pero no aportan nada al buen desarrollo de la historia ni a la progresión dramática de la misma, por lo que terminan siendo decorativas. Este criterio cinematográfico retrotrae el nivel narrativo más de 50 años. Si fuese un musical estaríamos hablando de otra cosa, pero intenta ser una producción cuasi trágica.

Los rubros técnicos son de muy buena factura, siendo la dirección de fotografía la que sobresale. No hay grandes ideas o búsquedas estéticas, pero sí mucho oficio. Lo mismo ocurre con la dirección de arte, mientras el montaje es casi clásico, no hay tampoco aquí nada que lo despegue de la función de cortar y pegar para que se entienda el cuento

La historia de un viudo estanciero que necesita un donante de corazón, al tiempo que su hijo menor esta a punto de ser papá, situación que hace que éste se desentienda del embarazo de su mujer, mientras su hermano, que es el obstetra de la esposa, quede como casi responsable único de la embarazada, y ella es la profesora de canto de una niña huérfana de madre, cuyo padre esta a punto de perder su campo por malversación de fondos en manos del marido de la profesora de canto de su hija, que se hizo cargo de la financiera del padre, cuando éste se enferma del corazón, quien, además, es el mejor amigo del padre de él. ¿Se entiende?

Hasta aparece la abuela de la niña, cantante en papel de justiciera, mire usted.

Todo en 90 minutos, más que ensalada sin sal para el cuidado del corazón, es una hamburguesa completa con papas fritas de algún carrito de la Costanera Norte para el infarto.