Ónix

Crítica de Caty Filgueira - Cinergia

¿Qué sucede con los más chicos cuando los adultos se pelean? En Ónix, la familia está dividida. Por un lado la tenemos a Ana y a su hija Martina (Nai Awada), quien por una disputa que tuvo con sus hermanas, no ve al resto de la familia hace unos diez años. Por el otro lado, tenemos a las hermanas de Ana y a sus hijos.
Pero la historia no es sobre Ana, Laura y el resto de la familia adulta. El foco de la historia gira alrededor de Martina y sus primos: Juan (Camilo Cuello Vitale), Anahí (Ailín Salas), Rocío (Macarena Insegna) y el novio de Rocío, Felipe (Nicolás Condito). Estos cinco chicos se reencuentran como resultado de la muerte de su abuelo. Y entre peleas y disputas adultas, ellos empiezan a reencontrarse y a darse cuenta lo que de verdad les importa a ellos.
Filmada en Villa Mercedes y La Toma, la película resalta la belleza de los pueblos argentinos. En esta película supieron utilizar las ventajas de estos pueblos en pos de la narración y los mezclaron con una interesante mezcla de personajes.
Los primos buscan descubrir quiénes son ellos dentro de la familia y cómo va a ser la relación entre sí. Después de todo, el verdadero conflicto se desarrolla en torno de ellos y sus decisiones a venir. De Martina y los demás depende decidir si van a dejar que los problemas de otro los separen o van a surgir del conflicto y unir a la familia a partir de su generación.
Es una historia simple y que todo el mundo puede relacionarse. Los personajes son complejos y reconocibles, son personas que cualquiera se ha cruzado en algún punto de su vida. Básicamente, son muy humanos y la historia se desarrolla a un paso continuo y dinámico.

En su totalidad, es una película completa y muy entretenida, que lleva el drama familiar a la pantalla de una forma que nos habla a todos, a un nivel u otro.