Noche de juegos

Crítica de Martín González - EL LADO G

Noche de Juegos es una comedia ingeniosa, muy entretenida, con humor para todos los gustos y una dinámica que recuerda a Edgar Wright. Está muy bien dirigida y los actores se lucen.

Noche de Juegos es una comedia que se mezcla perfectamente con el crimen y el misterio. La trama cuenta la historia de una pareja: Max (Jason Bateman) y Annie (Rachel McAdams) los cuales son muy competitivos y les gusta ganar en toda clase de juegos. Por las noches se reúnen con sus amigos para jugar, dejando de lado a Gary, el policía del barrio (Jesse Plemons). El problema surge cuando entra en escena el hermano de Max, Brooks (Kyle Chandler), con el que tiene una terrible enemistad.

La trama parece simple pero se va complicando a medida que pasan los minutos y da diferentes giros inesperados que hacen dudar al espectador sobre la veracidad de ciertos eventos o ciertos personajes. La comedia está manejada con mucha maestría y hay para todos los gustos: Va desde lo sutil a lo más picante, pasando por chistes sobre racismo, silencios incómodos y toques de humor negro.

El elenco en líneas generales está muy bien. Jason Bateman, a quién seguramente muchos conocen por la serie Arrested Development, se luce ampliamente. Kyle Chandler es otro de los talentosos que desborda carisma, aunque su personaje sea un engreído insoportable. Pero sin dudas, la sorpresa es Jesse Plemons, quien con un simple gesto o una mirada puede resultar amenazante y a la vez, logra sacar carcajadas por lo incómoda que resulta la personalidad de Gary.

Los directores John Francis Daley y Jonathan Goldstein también demuestran sus dotes para lograr tomas dinámicas y persecuciones dignas de cualquier película de acción. En ciertas líneas, recuerdan mucho a la forma en que Edgar Wright dirige sus comedias, sin llegar a imitarlo, algo que le da al film un estilo muy particular que es de agradecer. También se luce la edición, la cual intercala escenas con representaciones de distintos juegos de mesa, donde se ven autos al estilo Monopoly y luego se transforman en autos reales.

Lo único que resulta malo o cuestionable de la cinta es que, hacia el final, el relato parece estirarse más de lo necesario y se pincha un poco. Sin embargo, estos problemas no afectan el resultado general, el cual es entretenido, hilarante y sorprendente. Tal vez no pase a la historia, pero es una gran comedia.