No se metan con mi vaca

Crítica de Luciano Sivori - Alta Peli

No se metan con mi vaca: el viaje de Fatah

A pesar de su espantosa traducción en Latinoamérica –que hace parecer que No se metan con mi vaca es una comedia olvidable de Adam Sandler– la película es una producción francesa de considerable originalidad que se centra en el increíble viaje de un granjero común y su vaca Jacqueline.

Las primeras escenas nos dan la idea del estilo de vida simple en Argelia, y rápidamente esto se contrapone con el campo desde el lado francés. La trama es sencilla, con el protagonista (Fatsah Bouyahmed) cruzando diferentes obstáculos y conociendo diversos personajes que lo ayudan o lo complican. En el medio hay autodescubrimiento, hay antagonismos intrínsecos y algunas contradicciones de las diferencias entre Francia y Argelia.

Conflicto entre vecinos:
Una particularidad de la película es cómo trabaja el conflicto entre franceses y argelinos a través del humor. Argelia fue una antigua colonia francesa que obtuvo su independencia en 1962. La historia entre ambos países tiene siglos de conflictos e incluso hoy se siguen viendo las diferencias ideológicas y culturales.

Frente al terrorismo actual que se vive en Francia, esta historia viene a demostrar que, a lo mejor, ambas culturas no son tan distintas, y que quizás todavía hay lugar para la reconciliación entre países.

Por supuesto: no deja de ser una comedia, y hay que apreciarla como tal. No busca algo más profundo que entretener a su audiencia con una trama loca pero terrenal, una con la que todos podemos vernos identificados en una forma u otra.

El film en general está bien hecho, manteniendo siempre ritmo y coherencia, aunque nunca llegando a sorprender desde lo argumental. Es probable que un francés pueda disfrutar mucho más de esta producción, ya que está plagada de humor cultural y referencias al país.

Jaqueline, la otra protagonista:
La vaca de la película es la otra gran protagonista de esta historia. Sin hacer demasiado, genera ternura en el espectador ya que uno puede entender lo que significa para Fatah. Trabajar con animales en el cine nunca es sencillo, y en este sentido el director Mohamed Hamidi (que, de hecho, tiene doble nacionalidad, francesa y argelina) hizo un trabajo formidable.

Un dato loco es que el director no podía llevar una vaca francesa a Marruecos, ni una vaca marroquí a Francia. Por eso, el equipo tuvo que elegir tres vacas idénticas, una en cada país (Argelia, Marruecos y Francia) y un doble para cada una.

Conclusión:
Mohamed Hamidi buscó que No se metan con mi vaca funcione como una suerte de fábula (sin duda, el aspecto político está implícito). La historia, si bien nunca se sale de su rol de “comedia ligera”, demuestra que las personas pueden vivir juntas y compartir sus costumbres a pesar de las diferencias culturales, sociales o de religión. Una historia chiquita, disfrutable, que va a gustar a los amantes de las comedias sobre viajes.