Natacha

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

La infancia es una gota de agua suspendida en el tiempo, que va creciendo hasta convertirse en el río de la vida. Y según Heráclito "Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.". Y la infancia no vuelve, sólo continúa en los recuerdos.

Ese mundo perdido de la infancia fue recreado en libros que hablan de un mundo de jeroglíficos codificados por niños que entre ellos se entienden, pero que los adultos deben decodificar. La saga “Natacha” de Luis Pescetti (músico, cantante, escritor) fue publicada en las últimas dos décadas con una protagonista de 8 años, que sin ser Mafalda en muchas actitudes se le parece.

El mundo de Natacha es el del absurdo, porque maneja lo que Piaget llamaría “el pensamiento simbólico”, en donde todo se transforma en lo que se desea, una hoja de papel puede ser tanto una carta de amor como un barco o un avión o una flor puede convertirse en jardín.

Basada en los libros de Luis Pescetti, Natacha visita ese planeta donde el absurdo es el oxígeno que mantiene activa la imaginación de los niños. Nati (Antonia Brill) y Patti (Lola Seglin) son dos grandes amigas que comparten, secretos y el emprendimiento de escribir cartas de amor para alivianarle la tarea al Cupido, porque sus flechas caen muy desordenadas.

Mientras se preguntan cómo organizarse dentro del mundo de los adultos, planean la desafiante misión de demostrar que los perros ven en colores para obtener el premio en la feria de ciencias y tecnología de la escuela, y derrotar a sus archienemigas Las chicas coral (Fiorella Duranda y Martina Iglesias).

Como afirmaba Truffaut, que cuando hablamos de niños no existen dramas pequeños, sino una madeja que se debe desenredar, ya que su hilo nos enseña formas de comportamientos, pero también la importancia de los gestos y los rituales, que poseen esos locos bajitos.

El contenido del filme está dirigido a niños cuyas edades oscilan entre los 6 y 10 años, ya que en ese estadio se forma el Pensamiento Intuitivo y Las Operaciones Concretas, porque según Piaget desde un principio el niño sigue un proceso determinado con el fin de comunicarse y comprender el mundo exterior. Las herramientas que utiliza para esto son los símbolos, y los aplica en la imitación, los juegos, los sueños, etc.

En una cita a Piaget, “Garaigordobil” (1990), explica la Importancia de los juegos simbólicos para comprender y asimilar el entorno. El juego le permite al niño aprender y poner en práctica los conocimientos sobre los roles de la sociedad, lo que está bien, lo que está mal, etc.

Eduardo Pinto (“Palermo Hollywood” -2004,“CañoDorado” 2010, “Corralón” 2017), y Fernanda Ribeiz fueron los encargados de la realización de “Natacha, la película”, y su tarea fue exitosa ya que lograron trabajar en paralelo con dos mundos en cierta forma irreconciliables: el de los adultos y el infantil. Sin caer en valorizaciones de uno u otro.

Tal vez lo que resulta poco creíble es el estereotipo de la directora (Cori Romero) que parecía más una figura de los años ‘50 que una directora actual. Por lo demás, tanto los padres (Julieta Cardinalli y Joaquín Bertold), como la abuela (Ana María Picchio) juegan su rol con mayor naturalidad.

“Natacha. la película” es un relato con la estructura del cuento tradicional, de construcción artesanal, con muy buena musicalización y con el acierto de presentar en el comienzo del filme una animación ágil y ajustada a la fantasiosa imaginación infantil.