Mustang

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Cuando se dio la asignación para esta semana Rodrigo me dijo "A vos que te gustó "Vírgenes suicidas", esta te va a encantar". Y la verdad es que hacer la relación es casi que obligatoria con esta otra, con la diferencia de que no necesitamos padres villanos, sino una sociedad que no es igualitaria.
Esta es la historia de cinco huérfanas que quedan al cuidado de su abuela y su tío. Pero son, ante todo, adolescentes y unidas. Adolescentes que quieren vivirlo todo unidas y donde cualquier inocente (o no tan inocente) juego, termina siendo muy peligroso para su futuro en un pueblo chico, tradicionalista y machista. De repente, empieza a desfilar frente a nosotros un muestrario de buenas costumbres turcas, donde tenemos que aprender con ellas a ser las esposas perfectas. Y vemos la incidencia que pueden tener ellas.
La película, así, teje entre calores y paisajes y muchas comidas, una densa aura de tragedia, donde aparentemente atrapar fieras apasionadas no puede tener un buen resultado. Siendo fieles a las formas, hay que reconocer que también se presentan buenas trampas pero también limitadas opciones.
Con un ritmo alegre y sin embargo constante para el melodrama, se destaca la fotografía y la genialidad de las locaciones, donde estas chicas están en una casa en lo alto de la colina, encerradas cual princesas y donde el profundo lazo femenino va entre las luces duras y la belleza adolescente. Probablemente donde gana es en el mensaje del lazo entre hermanas pero, por sobre todo, de la necesidad de la ilusión de libertad.
Lo mejor de todo el film es que se trata de mucho más de lo que muestra y donde los momentos tienen esa fragilidad de efímeros que la hace muy hipnótica. La música tiene mucho que ver con eso: melodías dulces y simples con mucha nostalgia.
El trabajo de las actrices principales es realmente monumental y la batería de mujeres del pueblo, donde parecen todas sacadas de cualquier pueblo chico, adictas a los melodramas televisivos y a protegerse entre ellas, se crea una suerte de hermandad que funciona como refuerzo de las chicas.
De esas raras pelis que hablan de mucho más que la superficie, conservando una lógica femenina y dejando a los hombres como conquistadores de las grandes cosas. De alguna manera, justifica la existencia y la co existencia de todo: de la rebeldía, de la tradición, de las posibilidades de escape, de las posibilidades de atrape.